miércoles, 28 de diciembre de 2011

La primera piedra del bulevar empieza a 'coser' la histórica cicatriz del ferrocarril (Málaga Hoy)


El alcalde impulsa la fase inicial de la avenida sobre el suelo del soterramiento de las vías del tren, de unos 800 metros de extensión · Los vecinos, satisfechos tras años de espera
SEBASTIÁN SÁNCHEZ / MÁLAGA | ACTUALIZADO 28.12.2011 - 01:00
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Terrenos del soterramiento del AVE, a la altura de la calle Puerto Oncala.

Se ha hecho esperar, pero ya está aquí. El bulevar sobre el soterramiento del AVE, la mayor obra que acometerá la ciudad en 2012 tras el Metro, empieza su particular cuenta atrás. Lo hace eso sí, acotada en el espacio, ya que la primera piedra que hoy se pone afecta únicamente a una fase parcial de la avenida que una vez concluida deberá unir la ronda oeste con la estación Málaga-María Zambrano (2,4 kilómetros), complementada por un parque lineal de más de un kilómetro de largo. Y más de dos años después de que el suelo ocupado por las vías del tren quedase liberado. 

Para que esta infraestructura, en su globalidad, cierre definitivamente la cicatriz que durante décadas ha supuesto el trazado ferroviario para la zona oeste de la urbe, pasarán aún muchos años. El primer peldaño que hoy empieza a subir el Consistorio, para satisfacción de los alrededor de 200.000 vecinos de Carretera de Cádiz y Cruz de Humilladero, aunque más directamente por Dos Hermanas, San Andrés..., afecta a un pequeño tramo de 624 metros entre las calles Sillita de la Reina, al este, y Puerto Oncala, al oeste. A ello hay que añadir un segmento de 180 metros que conectará Sillita de la Reina con Camino de San Rafael, generando un eje norte-sur que desembocará en la Avenida de la Paloma. 

La unión temporal de empresas (UTE) integrada por Vera, Detea y Construcciones Lasor es la seleccionada para acometer esta primera pieza, con un coste de 12,2 millones de euros y un plazo de ejecución de 23 meses. ¿Pero qué es lo que se hará en este espacio? La obra supondrá la ejecución de una calzada con dos carriles para tráfico, uno por sentido, la mitad de la sección prevista en el proyecto dada la imposibilidad de actuar sobre los terrenos ahora ocupados por las cocheras de la EMT y las naves del polígono industrial de San Rafael. Un traslado que se antoja largo en el tiempo y sin el que la nueva avenida pierde parte de su finalidad. A este vial hay que añadir, en la franja sur, otro de servicio destinado al acceso a las barriadas. 

Los datos manejados por la Gerencia de Urbanismo apuntan a que la actuación generará importantes zonas peatonales y verdes, al preverse la plantación de 44.000 unidades de árboles, arbustos y plantas. Otro elemento a incluir es la creación de un carril bici, así como instalaciones de drenaje con las que evitar inundaciones en los barrios al sur de la vía. La duda recae sobre la continuidad que estos primeros trabajos tendrán a medio plazo, ya que la finalidad de esta gran obra es la de garantizar la conexión entre la autovía y la estación de trenes, para lo que es necesario la creación de un enlace al que hasta la fecha el Ministerio de Fomento se ha opuesto. 

A pesar de ello, el delegado de Ordenación del Territorio y Vivienda, Diego Maldonado, fue claro: "Esta obra nace con un deseo de continuidad en el tiempo; de lo que podemos estar seguros es del esfuerzo que seguiremos realizando para que lo que hoy es un obstáculo desaparezca". "Para nosotros es un momento importante porque es el inicio de una obra trascendente en nuestra ciudad, porque supone la desaparición de una cicatriz de décadas y porque es una obra deseada y que por fin ve la luz", apostilló Maldonado. 

Valoración en la que coinciden los vecinos de la zona. Pedro Cabrera, responsable de la plataforma ciudadana creada para reclamar el impulso del bulevar, se muestra satisfecho con el hito. "El objetivo se ha cumplido, porque llevamos muchos años esperando que esto se produzca y ver que se va a cumplir es algo que nos hace felices", dijo. "Teníamos la palabra del alcalde de que esto se iba a hacer sí o sí; es verdad que había intranquilidad porque pasaban los días sin que nada empezase, pero al final el momento ha llegado", añadió. 

Otros optan por la prudencia. "Nos parece estupendo, pero lo que queremos ver es que a la primera piedra le sigue el inicio de la obras, porque tengo entendido que se iba a meter gente del barrio a trabajar", comenta Teresa Retamero, presidenta de la Asociación de Vecinos Nuevo San Andrés. Toda la vida viviendo en la zona, recuerda la pugna de los vecinos para conseguir, primero, el soterramiento de las vías del tren y, después, la construcción del bulevar. "Cuando se terminó el soterramiento se tendría que haber empezado el bulevar, no haberla dejado; se han perdido los mejores años", añade. 

Luis Carlos Velasco preside la Asociación de Vecinos El Duende. "Estamos como locos porque se empiece el bulevar; son muchos años en los que los distritos estamos separados", afirma, al tiempo que añade: "Hace ocho o nueve meses nos dijeron que la obra se empezaría en primavera de este año; lo que esperamos es que a esa primera piedra le sigan otras muchas". 

Desde 2004, antes incluso de iniciarse la construcción del soterramiento del AVE a su acceso a la ciudad, el alcalde, Francisco de la Torre, ya empezaba a dibujar su idea de cicatrizar la zona con una nueva avenida. Un objetivo que no ha resultado sencillo ante la negativa del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), propietario de los suelos, a cederlos para impulsar la actuación. Incluso, llegó a reclamar compensaciones económicas al Ayuntamiento. Tras meses de conversaciones, el organismo estatal pasó de obstaculizar el proyecto a posponer sus reclamaciones. 

La trascendencia del bulevar excede la magnitud de su superficie y de la inversión que requerirá, ya que incluye un factor simbólico relacionado con la transformación de la que se quiere dotar a la zona oeste de la ciudad. Su ejecución es imprescindible, de acuerdo con los propios documentos oficiales, para el desarrollo de la nueva centralidad dibujada en los antiguos suelos de Repsol, donde, con la demora causada por la crisis del ladrillo, deberán levantarse cinco grandes torres (una de ellas de hasta 135 metros de alto). Una intervención que, sumada a otras previstas en el entorno de Camino San Rafael y El Duende, supondrá la construcción de unas 3.000 viviendas nuevas.

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