miércoles, 7 de diciembre de 2011

Málaga ha derribado el 80% de sus corralones en la última década (SUR)


Un centenar de profesores logran que la Junta estudie si protege el último de los históricos, que será reemplazado por VPO
Málaga ha derribado el 80% de sus corralones en la última década
Imagen del patio del 'corralón de las dos puertas', en el barrio del Molinillo, donde todavía se conservan el pozo y los lavaderos. :: SUR
No haber gozado de protección arquitectónica les ha condenado en la última década a la piqueta. Los corralones malagueños están en serio peligro de extinción. Hace once años, un estudio del profesor de la Universidad Francisco García Gómez recopiló un total de 44. De ellos, 33 han sido derribados completamente, uno lo será en breve, otro solo conserva ya la fachada y dos fueron reconstruidos, tras su demolición, antes del año 2000. Es decir que, en la actualidad, solo se mantienen en pie seis corralones, apenas un 14% de los que fueron inventariados hace una década, un periodo en el que han caído el 80%.
De esos seis, destaca por su antigüedad, sus dimensiones y su distribución el llamado 'corralón de las dos puertas'. Está situado en los números 6 y 8 de la calle Curadero, en la zona del Molinillo, y su nombre se debe a que tiene entrada tanto por la citada calle como por la de Rosal Blanco, para lo que se atraviesan largos zaguanes. Según su referencia catastral, fue construido en 1900 y todavía conserva su amplio patio, en estado casi original, su distribución con una larga galería superior (en total posee 28 viviendas o salas), e incluso su primitivo pozo, una de las principales señas de identidad de los corralones malagueños.
Sin embargo, de mantenerse los trámites desarrollados por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento, este edificio está llamado a desaparecer en los próximos meses, ya que su parcela ha sido expropiada para la construcción de viviendas de protección oficial dentro del plan acordado entre ambas administraciones para repoblar algunos sectores del entorno del casco antiguo. No obstante, en este proceso se ha cruzado la iniciativa de un grupo de profesores de instituto que han recabado más de un centenar de firmas para exigir que se dé protección al corralón y se ponga freno a su demolición.
Julio Carralero, profesor de un instituto de Campillos, promueve esta iniciativa, que ya ha conseguido de la delegación provincial de la Consejería de Cultura que sus técnicos estudien la solicitud. «Tenemos numerosa información para argumentar que este corralón tiene un valor excepcional, ya que es la última muestra original y representativa del prototipo de esta tipología arquitectónica y de su costumbrismo asociado», dijo Carralero, quien añadió que, si desaparece, «Málaga perdería su último corralón en el sentido pleno de la palabra y ello sería un verdadero desastre patrimonial».
El delegado provincial de Cultura, Manuel García, confirmó a este periódico que los técnicos de la consejería están ya trabajando en la solicitud presentada por este grupo de profesores, para lo que están estudiando los valores arquitectónicos, etnológicos y culturales que puede tener este corralón. «En su momento emitirán un informe con su propuesta que será elevado a la comisión de Patrimonio para que decida al respecto», expuso García, quien no supo dar plazo para la realización de ese informe. «El tiempo será el que requieran los técnicos, no hay un plazo, pero están trabajando en ello», aclaró.
Proyecto de la EPSA
La aplicación de alguna figura de protección arquitectónica para el corralón, que se encuentra además dentro del ámbito del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) establecido por el Ayuntamiento, al que los profesores también han dirigido su demanda, podría frenar su demolición para dar paso a una nueva construcción. Está promovida por la Empresa Pública de Suelo de Andalucía (EPSA) y albergaría 23 viviendas de protección oficial y 35 aparcamientos. Se da la circunstancia de que la EPSA ya ha activado los trámites para contratar la redacción de este proyecto con un estudio de arquitectura.
Para Julio Carralero todavía existe un hilo de esperanza que permite ver el corralón en pie y rehabilitado. Según expuso, el Consistorio lo declaró en ruina, pero una ruina económica y no técnica. Es decir, que cabría la posibilidad de recuperarlo, si bien el importe de esa obra sería superior a la mitad de lo que costaría hacer el edificio de nuevo, de ahí que se justifique la ruina económica. «Hay corralones en Sevilla que están mucho peor que este y que cuentan con protección arquitectónica», añadió.
Este profesor, que también ha pedido a la Junta una protección cautelar del corralón hasta que los técnicos dictaminen sobre su posible catalogación, argumenta que, ya que forma parte del patrimonio de la administración pública -en este caso la regional-, podría rehabilitarse para darle un uso como museo, sede de alguna entidad ciudadana, de algún organismo, o para albergar las viviendas protegidas pretendidas por la Junta, aunque en menor número que las previstas por la EPSA en su proyecto de nueva planta. Carralero confía en obtener una respuesta positiva del Gobierno andaluz y apunta que ya ha iniciado los contactos con profesores universitarios para que la apoyen.

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