jueves, 15 de diciembre de 2011

Solución para las fuentes: las láminas acuosas (La Opinión)


Ante tanta fuente descascarillada y seca, la solución está en «láminas de agua» como la del Muelle Uno








ALFONSO VÁZQUEZ Hablábamos ayer de la espléndida fuente del Parque Litoral (oficialmente llamado 25 de noviembre), reconvertida en pista de patinaje y en contenedor de piedras, cuando el Ayuntamiento decidió que no debía echar más agua en ella.

Es el problema de algunas obras públicas. Sin llegar a los extremos de despilfarro y dureza facial de ese aeropuerto de Castellón sin aviones, los diseñadores de parques deberían cuestionarse si las fuentes que incluyen en sus proyectos van a tener una segura utilidad, es decir, si van a echar chorritos de agua o, por el contrario, si se van a quedar de infaustas praderas de mármol para que ciertos mamíferos malaguitas ejecuten en ellas perrerías.

Es el caso de la fuente del parque del Cementerio de San Miguel, que ha sufrido unos actos vandálicos que algunos prehistoriadores creerían obra de una tribu de cabreados neandertalienses. El lanzamiento de ñoscos, palabra que define las rocas con el tamaño suficiente para descalabrar a cualquiera, se ha practicado más de una vez en esta fuente, junto con la extracción de las losetas que la cubren (igual adornan ahora el cuarto de baño de algún iluminado).

Un destino parecido es el que ha sufrido durante años la vacía fuente del parque de La Paloma, junto al centro comercial Rosaleda. Tantas pérdidas tuvo este mobiliario urbano, que sus visitantes bien podían concluir que algún magnate americano se lo está llevando a cachos para su mansión de Las Vegas.

A lo mejor la solución consiste en no construir fuentes de unas dimensiones tan grandes, que luego obliguen a cortar el suministro.
En este sentido, Torremolinos es un buen ejemplo, pero sólo con respecto al tamaño de las fuentes, pues desde el punto de vista estético, las de la ciudad vecina tienen tal carga merdellona, que hasta la Academia de Bellas Artes de San Telmo protestó en su día por esta sucesión de pesadillas en la vía pública, digna de aparecer en la serie Los Soprano.

Otra tendencia menos costosa y más zen es esa que todo arquitecto o técnico de la Gerencia de Urbanismo califica de «lámina de agua». La podemos ver en la fuente colocada delante de la capilla del puerto, en el flamante Muelle Uno. Auguramos un gran éxito a esta fuente laminada, que ya está recibiendo los favores del público en forma de monedas lanzadas a porrillo para pedir un deseo.
Que en época de crisis económica se tiren monedas a una fuente de Málaga, aunque sean de dos y cinco céntimos, ya es una garantía de éxito. Habrá que hacer más caso a este modelo de fuente que además de ahorrar agua, nos ahorra la actuación de los vándalos.

Misterio postal

Abandonada a su suerte, la antigua sede central de Correos junto al puente de Tetuán sigue la misma senda que la casa Usher de Poe. En unos meses de inactividad ya la vemos cargada de años y de pintadas y ya apunta maneras para que okupas y palomas se adentren en sus misterios postales.

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