sábado, 15 de diciembre de 2012

Larios, memoria de una calle (Málaga Hoy)

SEBASTIÁN SÁNCHEZ MÁLAGA | ACTUALIZADO 15.12.2012 - 01:00
Una calle con memoria propia, con 270 metros de trazado rectilíneo que se adentra en las raíces mismas de la historia de una ciudad y sin la que no se entendería Málaga. Pocas veces en una urbe coinciden la Málaga real y la Málaga imaginada, pero de esas escasas ocasiones, la calle Larios nacida de una peatonalización es un ejemplo sin precedentes. Diez años ha del momento en que los malagueños redescubrieron el centro histórico a través de una vía hasta ese momento convertida en aparcamiento de coches y avenida de paso para cientos de vehículos. 


Su cierre al tráfico supuso un antes y un después en la concepción del corazón de la capital de la Costa del Sol, en la manera en que los propios vecinos empezaron a convivir con el espacio urbano. Entre otras razones, porque tras la aventura de Larios permitió derribar la frontera que para muchos era dar prioridad al peatón. Málaga Hoy ha querido recordar en primera persona, a través de los testimonios de aquellos que vivieron en primer persona esta operación, cómo fueron aquellos meses previos a una obra cuyo valor simbólico superaba exponencialmente al valor económico de la intervención. 

"Fue un proyecto que supo conjuntar las ilusiones y los deseos de una comunidad y eso se vio luego el día de la inauguración; pensábamos que sería un acto normal, pero desde el arranque de la calle hasta la Plaza de la Constitución tardamos unos veinte minutos, porque no se podía pasar", rememora Iñaki Pérez de la Fuente, uno de los responsables del diseño de la actuación. Ese día, el 14 de diciembre de 2002, otros, como el entonces gerente de Urbanismo, Andrés Gutiérrez Istria, compara lo acontecido con Bienvenido Mr. Marshal, porque "había una banda de música y gente que se asomaba a los balcones". 

Pero lo que con el transcurrir de los años se ha demostrado un auténtico éxito para Málaga, estuvo marcado en sus orígenes por el recelo de no pocos comerciantes, que no eran capaces de imaginar cómo iban a sobrevivir en una calle cerrada al tráfico. La transformación no sólo física sino también mental es palpable. "Lo importante es poder recordar el antes y el después. ¿Hoy quien puede imaginarse la calle Larios con doble fila de coches? Nadie se imaginaría y eso era hace diez años", apunta Gutiérrez Istria. 

Ante las "reservas" de los empresarios, Pérez de la Fuente recuerda el peso que tuvo una intervención previa, que posibilitó la regeneración de las calles Strachan y La Bolsa, "en las que por las noches las ratas saltaban". "Esa experiencia, ver el resultado de esas obras fue fundamental para acometer luego la aventura de Larios", añade el arquitecto, que comenta que en las reuniones con los comerciantes y vecinos les exponía cómo las primeras obras de peatonalización se realizaron en Copenhague en los años 50, "y a petición de los propios comerciantes". 

La idea era sencilla, hacerles ver que a pie el consumidor tendría la posibilidad de deleitarse más ante los escaparates, disponer de más tiempo para comprar, frente a las prisas del coche en doble fila. "Los números de los comercios antes y después de la calle Larios son muy distintos, estábamos convencidos de que iba a cambiar la manera de trabajar, nos obligó a transformarnos", explica Rafael Prado, entonces y hoy presidente de la Asociación de Empresarios Hosteleros de Málaga (Aehma) y propietario del Café Central, situada en la Plaza de la Constitución. 

"Yo perdí casi todos los desayunos, porque la gente hasta ese momento lo que hacía era venir en coche a hacer gestiones a los bancos y lo dejaba en doble fila, entre tanto, aprovechaban para desayunar en mi cafetería; cuando se peatonalizó tuve que adaptarme a la nueva situación", recuerda. "¿Hemos mejorado? Muchísimo; la obra de Larios y la Plaza de la Constitución son dos de los hitos que marcan el cambio radical del centro, el otro fue el del Museo Picasso; marcaron una nueva época", ensalza Prado. De hecho, apunta, el cambio de fisonomía posibilitó que este salón urbano, en el que "los locales se regalaban", haya pasado a convertirse hoy en la sexta más cara en valores de arrendamiento en materia comercial. 

El responsable de los hosteleros matiza la posición contraria de los comerciantes a la peatoanlización. "Teníamos encuestas entre nuestros asociados que indicaban que el 60% estaba de acuerdo con el proyecto y otro 20% decía sí pero con matices, porque reclamaban infraestructuras", añade. 

Una visión que contrasta con la de otros protagonistas de aquel acontecimiento. José María Gómez Aracil era director de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico, órgano que desde el año 1996 venía trabajando en la regeneración de un barrio lastrado por el abandono de sus edificaciones y calles. "Lo de calle Larios fue una aventura, incluso se inauguró como de prueba, a ver cómo iba, porque había contestación de buena parte de los comerciantes; algo parecido pasó en Oviedo, donde pensaban que iban a quedar aislados", dice. 

Los argumentos contrarios al cierre al tráfico de la vía llegaban al punto, relata, de que algunos vecinos y comerciantes decían que los bancos de mármol que se instalarin "iban a ser el refugio de los mendigos". "No se creían que la calle Larios iba a funcionar peatonalmente, pero al final fue muy bien, la gente se acostumbró rápidamente y el comercio vio sus ventajas", precisa. Una realidad que contrasta con la de la etapa anterior, en la que, según rememora, "los comerciantes se esperaban unos a otros para cerrar, porque a mediodía la calle se invadía con gente un poco marginal". 

Pero ante la puerta abierta al cambio, vecinos y comerciantes acabaron participando de forma activa. "Fueron unas obras capaces de desatar una ilusión compartida en la ciudad de Málaga; en los 270 metros lineales de la calle nos parábamos para escuchar los comentarios de comerciantes y vecinos, que participaron en la supervisión de la obra, que velaban por su desarrollo; la constructora nos decía que jugábamos con trampa porque teníamos cientos de ojos, con lo que no se podía escapar nada", añade Pérez de la Fuente. 

Desde el punto de vista político, la peatonalización de la calle Larios fue el primer 'triunfo' de Francisco de la Torre, que alcanzó la Alcaldía dos años antes tras la salida de Celia Villalobos con dirección al Ministerio de Sanidad. La trascendencia de esta intervención fue tal que incluso hoy, cuando el regidor busca un golpe de efecto electoral con un proyecto de envergadura, se habla de su particular nueva calle Larios. "Lo que se consiguió fue recuperar la condición de ciudadano y peatón; la Málaga del siglo XXI necesitaba de un espacio acorde a su mayor escala y su plaza mayor tenía que ser todo el centro de la ciudad". Calle Larios fue el primer gran paso de esa transformación.

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