martes, 20 de mayo de 2014

Los malagueños pagan 50 millones en una década por sobrecostes en obras municipales (Sur)

La sede de Urbanismo, Tabacalera, el Thyssen y una treintena de promociones de VPO salieron por mucho más dinero del contratado
19.05.14 - 15:27 - FRANCISCO JIMÉNEZ | MÁLAGA


Los malagueños pagan 50 millones en una década por sobrecostes en obras municipales
La sede de Urbanismo es uno de los ejemplos. ::Álvaro Cabrera
NUEVA SEDE DE URBANISMO
Sobrecoste de 16 millones de euros
Licitado por 29,27 millones en diciembre de 2005.
Adjudicado a la UTE Dragados-Hexa por 19,9 millones en 2006.
Coste final de 36 millones (cimentación, climatización interior e instalación de una fachada de ahorro energético).
USO CULTURAL EN TABACALERA:
Sobrecoste de 7,2 millones de euros
Licitado por 29,9 millones en octubre de 2007
Adjudicado a Ferrovial por 24,6 millones en 2008.
Coste final de 31,8 millones, excluidos los 15,8 invertidos para uso administrativo (mejora de la cimentación, entre otros).
ADAPTACIÓN DEL MUSEO THYSSEN: Sobrecoste de 4,8 millones de euros
Licitado por 16 millones en 2008.
Adjudicado a Contrat, OHL y Hermanos Campano por 11,4 millones en 2009.
Coste final de 16,2 millones (surgieron problemas de filtraciones y aparecieron restos arqueológicos).
REHABILITACIÓN DEL TEATRO ECHEGARAY:
Sobrecoste de 1,7 millones de euros
Licitado por 5,5 millones en 2005.
Adjudicado a FCC por 5,5
Coste final de 7,2 millones (cimentación perimetral, filtraciones, acondicionamiento interior), a los que hay que sumar ahora otros 85.000 para la insonorización.
COMPLEJO ACUÁTICO DE MÁLAGA:
Sobrecoste de 2,67 millones de euros
Licitado por 14,45 millones en noviembre de 2006.
Adjudicado a Sando, Vera y Rodio por 13,3 en 2007.
Coste final de 16 millones (limpieza de la parcela, iluminación, fontanería, acceso a discapacitados), cofinanciados por Junta y Gobierno.

La construcción de la nueva sede de Urbanismo, la adaptación de la antigua Tabacalera para uso cultural, la creación del complejo de piscinas junto al Martín Carpena, la reapertura del teatro Echegaray o la rehabilitación del Palacio de Villalón para el desembarco del Thyssen son fiel reflejo de la capacidad inversora del Ayuntamiento de Málaga en los años de bonanza. Pero también son los máximos exponentes de cómo el precio de una obra se puede disparar a medida que avanza e incluso antes de que empiece. Algunos son imprevistos inevitables. Otros, no tanto. Los sobrecostes representan un mal endémico en las administraciones públicas, acostumbradas a la prisas por redactar unos proyectos que luego quedan incompletos y, sobre todo, encandiladas por las rebajas de constructoras que apuran hasta el límite para hacerse con el contrato a sabiendas de que al final habrá que recuperar beneficios (en el sector se entiende que bajar más del 20% supone perder dinero). Pero en el caso de la capital se ha convertido en un suma y sigue que en la última década le ha generado a la ciudad un desembolso extra de cerca de 50 millones. Ni más ni menos que lo que supone llevar el metro soterrado hasta la Alameda.
Sin llegar a superar al Palacio de Ferias, que se estrenó en 2003 como paradigma de encarecimiento al adjudicarse por 26,3 millones y acabar en 54, la palma en el último decenio se la llevan los 16 millones de más (un exceso del 80%) que se abonaron por el Edificio Múltiple de Servicios Municipales, que desde comienzos de 2011 alberga la Gerencia de Urbanismo y otros departamentos como el Centro de Tráfico o la Oficina de Información al Consumidor.
De actualidad en los últimos días debido a que pese a sus 18.000 metros cuadrados se ha quedado pequeño para el archivo de Urbanismo, su construcción salió a concurso por 29,2 millones de euros, pero fue adjudicada la unión temporal de empresas (UTE) formada por Dragados y Hexa con una considerable rebaja del 33%: 19,9 millones. Los trabajos arrancaron en 2006, pero en 2008 llegó la primera modificación. Casi 4 millones para reforzar la cimentación, mejorar el sistema de climatización interior y realizar un estudio de riesgo sísmico debido a su altura (diez plantas). La segunda ‘sorpresa’ fue mayor aún, hasta el punto de que la constructora paralizó los trabajos hasta que Urbanismo aprobó una modificación por 9,9 millones (el 49,9% del total para no llegar al 50% que hubiera obligado a repetir el concurso).
La mayor parte de ese añadido se destinó a la nueva fachada climática del edificio, un sistema pionero de lamas de vidrio que se mueven al son de los rayos solares para bajar el termómetro en verano y subirlo en invierno. Desde el gobierno municipal no cuantifican el ahorro que ha supuesto en aire acondicionado y calefacción, pero entonces se anunció que permitiría conseguir una reducción energética del 65% y que la inversión se amortizaría en unos 20 años.
En este particular ‘ranking’ también ocupa un puesto destacado Tabacalera, y los 31,8 millones que se necesitaron para adaptar parte de la antigua fábrica para el Museo del Automóvil y un centro cultural que finalmente será tecnológico. La historia se repite, ya que las obras se contrataron a Ferrovial por 24,6 millones, muy por debajo del precio de salida (29,9). El desfase final de 7,2 millones se justificó por unos problemas en las zapatas de los pilares que obligaron a instalar micropilotes, así como por una serie de mejoras introducidas en el acondicionamiento interior del módulo destinado para la colección de vehículos. A este desembolso se añaden los 15,8 millones invertidos también por el Ayuntamiento para adecuar los edificios que ahora son ocupados por varios departamentos municipales como el Área de Bienestar Social, Gestrisam o el Centro de Informática.
Filtraciones en el Thyssen
La rehabilitación del Palacio de Villalón, con otro desvío al alza de 4,8 millones debido a las filtraciones que se detectaron en los sótanos del inmueble y a los trabajos arqueológicos. Dos añadidos que encarecieron las obras desde los 11,4 millones iniciales hasta los 16,2 (poco más que el precio de licitación) que salieron de la caja municipal antes de que se colgara el primer cuadro del Thyssen en 2011.
También tuvo un gran estreno el complejo acuático de Málaga al albergar el Campeonato de Europa de Waterpolo. Era junio de 2008, y fue el resultado de una inversión de 16 millones de euros. El proyecto estuvo comandado por el Ayuntamiento, que corrió con la mayor parte de los gastos, aunque con la colaboración de la Junta de Andalucía (3 millones) y del Estado con tres millones cada uno. A esta partida hubo que sumarle otros tres millones para equipar y amueblar las instalaciones, una cuantía similar a lo que se elevó el coste final de las obras. La UTE formada por Sando, Vera y Rodio se hizo con el contrato por 13,3 millones frente a los 14,45 por los que salió a concurso. Dio igual, porque al final fueron 16 millones por una serie de actuaciones que no se habían tenido en cuenta como la limpieza de la parcela, la iluminación de las gradas o la creación de accesos para personas con discapacidad.
Otro tipo de detalles, a la postre fundamentales, también se pasaron por alto cuando en 2005 se adjudicó a FCC la reforma del teatro Echegaray por 5,5 millones. Durante su ejecución hubo que hacer modificaciones para reforzar la cimentación perimetral y no dañar los edificios colindantes, así como modificar el proyecto en el sótano para salvar el alto nivel de agua con el que se encontraron los arquitectos. A este sobrecoste se sumó el del acondicionamiento interior, hasta llegar a 7,2 millones. Un desfase que se verá incrementado ahora, más de tres años después de su reapertura, con otros 200.000 euros para mejorar el aislamiento acústico de la sala, que ha quedado en evidencia no solo por las molestias que los días de espectáculo generan a los vecinos sino también porque desde el escenario se escuchan las campanas de la Catedral. Pese a los evidentes fallos, el Ayuntamiento correrá con la mitad de este desembolso extra. El resto, lo asume FCC.
Instituto de la Vivienda
Hay sobrecostes millonarios, pero también decenas de modificados en actuaciones menos emblemáticas que igualmente trastocan las cuentas municipales. Prueba de ello es el Centro de Servicios Sociales de la calle Cañaveral. El acondicionamiento del inmueble, ubicado junto al Llano de la Trinidad, se adjudicó en 2005 por 630.270 euros, pero acabó costando 904.616 por la reforma de la red eléctrica. También se disparó del millón inicial a 1,5 la construcción de la Jefatura de la Policía Local en Puerto de la Torre, después de hasta tres modificaciones del proyecto para reformar la estructura e incluso sustituir por ventanas la cubierta de paneles que estaba prevista.
En materia de VPO, los sobreprecios también han sido una constante en el Instituto Municipal de la Vivienda. El último ejemplo está en los 17 pisos que se están construyendo en San Félix Cantalicio (Capuchinos). Las obras fueran contratadas por un millón a Corsan en julio de 2012, pero apenas un mes después se aprobó una actuación complementaria valorada en 200.000 euros. En diciembre de ese mismo año, llegaba una nueva modificación por 111.000 euros justificados en un refuerzo de la cimentación. Lejos de ser una raya en el agua, los desvíos al alza ha sido prácticamente una costumbre en el parque de vivienda pública de la capital. No en vano, 31 de los 60 proyectos ejecutados entre 2001 y 2008 (desde la crisis la actividad es prácticamente nula) salieron más caros de lo previsto, sumando cerca de 14 millones. En algunos casos, el motivo del encarecimiento se debió a que no se habían contemplado ascensores.

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