domingo, 4 de noviembre de 2007

La caída de ventas provoca el cierre de 750 inmobiliarias en Málaga (Málaga Hoy)

Mientras el auge inmobiliario duró, muchos pequeños inversores decidieron montar una agencia en lugar de, por ejemplo, una panadería. Era dinero rápido y sin excesivas complicaciones. Y les fue bien. El precio de los pisos en Málaga se triplicó en apenas cinco años y, con ello, las comisiones. Ahora, el sector ha tocado techo. El coste de las viviendas está por las nubes y los tipos de interés están en niveles máximos. Viendo la actual coyuntura, muchos de esos inversores han recogido beneficios y han cerrado el negocio a la espera de nuevas oportunidades. Según datos aportados por la Asociación Empresarial de Gestión Inmobiliaria (Aegi), una de las principales patronales del sector, la caída de las ventas ha provocado el cierre de unas 750 inmobiliarias en el último año en la provincia, el 30 por ciento de las 2.500 que había en 2006. Esta misma patronal señala que cada una de estas agencias suele tener una media de tres empleados, por lo que en torno a 2.250 personas podrían haberse quedado en el paro.
"Estamos en una situación de absoluto desconcierto. No sabemos para donde tirar. Admitimos que la situación vivida en etapas anteriores no podía durar eternamente, tarde o temprano el sector iba a padecer una crisis natural, pero para lo que no estábamos preparados era para asumir que, además, las administraciones iban a contribuir para que esto llegara antes", explica a este diario José Javier Martín Ledesma, presidente de Aegi en Andalucía. El representante de la patronal lo tiene clarísimo y, al margen del lógico vaivén de ventas de un sector tan cíclico como el inmobiliario, culpa a las Administraciones de ayudar a esta crisis del sector. "Estamos siendo continuamente víctimas de regulaciones, normas, decretos y un largo etcétera que hacen de nuestro sector uno de los más intervenidos", se queja Martín Ledesma quien, a su vez, considera que los anuncios de subvenciones a la compra o el alquiler vertidos tanto por el Gobierno nacional como autonómico "están creando falsas expectativas en los clientes, paralizando de manera temporal y hasta ver cómo se desarrollan los acontecimientos, la búsqueda de vivienda".
Carmen de Julián lleva trabajando en el sector inmobiliario en Málaga desde los 18 años. Tenía una agencia en el Paseo de Sancha y, desde hace un año, es propietaria de una inmobiliaria en la Plaza de Uncibay. Señala que es cierto que han cerrado algunas empresas "quizás porque había mucha oferta y la demanda ahora es menor". No obstante, esta empresaria asegura que "no está asustada" porque "afortunadamente hemos tenido unos años muy buenos y ahora estamos en otro ciclo". De Julián, de hecho, es optimista gracias a la experiencia de tres décadas trabajando en este sector donde ha habido buenos y malos momentos. Explica que "no me da miedo la situación actual porque los promotores se siguen moviendo y haciendo proyectos", mientras que afirma completamente convencida que las viviendas buenas y singulares, para la gente más pudiente, o las más baratas para jóvenes, inmigrantes y otros colectivos con menos recursos económicos se siguen vendiendo sin problemas. "En primera residencia sigue habiendo demanda, principalmente en la capital, aunque es verdad que en la costa la venta de viviendas turísticas está más paralizada por los problemas judiciales que ha habido y la desconfianza que eso ha generado en los compradores". Martín Ledesma opina igual. "Durante los tres últimos años la Costa del Sol ha sido el centro neurálgico de los escándalos urbanísticos y eso ha provocado una desconfianza absoluta a la hora de invertir en todos los municipios de la zona y, por supuesto, el más afectado ha sido Marbella".
Entre 2001 y 2006 se abrieron el 50 por ciento de las inmobiliarias existentes actualmente. Aunque las distintas franquicias son las más reconocibles, desde Aegi dicen que apenas representan un 8 por ciento del total de agencias, por lo que el resto pertenece mayoritariamente a familias, lo que ha derivado en una excesiva atomización del sector. Una de las cadenas de franquicias que más se han implantado en los últimos años en Málaga es Tecnocasa. La directora de Comunicación de la empresa, Ana Borrós, explica que en lo que va de año sólo han cerrado una oficina en Málaga, contabilizando actualmente una red de 59 inmobiliarias. No obstante, reconoce que, en líneas generales, "se están cerrando oficinas para regularizar el sector. No nos está temblando el pulso porque ahora es el momento de adaptarse a la normalización del mercado". Esta directiva, no obstante, no quiere hablar de crisis pues "en 1994 estábamos mucho peor que ahora. Simplemente ahora se están tardando más en vender los pisos de segunda mano, que es nuestro principal mercado". Un reciente informe realizado por esta firma señala que en Málaga se necesitan ahora 114 días para vender un piso, 14 días más que en el primer semestre del año pasado.
¿Y ahora qué? Las inmobiliarias que quedan tendrán que adaptarse a la nueva situación. Apostar por el mercado de alquiler, por segmentos especializados de población, dar apoyos externos a los promotores, y potenciar los servicios atípicos (financiación, peritaciones judiciales o tasaciones) son, a corto y medio plazo, las principales tablas de salvación. Hasta que cambie otra vez el ciclo y sea nuevamente favorable.

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