viernes, 21 de diciembre de 2007

Muñoz se compromete a aprobar en 2008 el PGOU y anuncia que será un revulsivo económico. Marbella (SUR)


La alcaldesa repasa los seis meses de gobierno del PP y destaca que se haya recuperado la credibilidad en el Ayuntamiento. «Tenemos potencial para que la ciudad salga adelante y afrontar los años durísimos que nos esperan», aseguró

Como era previsible, el urbanismo y la situación económica fueron los ejes centrales del repaso a los seis primeros meses de gestión del PP al frente del Ayuntamiento de Marbella que ayer realizó la alcaldesa, Ángeles Muñoz. La regidora no pasó por alto en los últimos compases del año algunos de los pasos que se han dado para desenmarañar la madeja urbanística heredada del 'gilismo', como la aprobación inicial «por responsabilidad» del nuevo Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU), pese a llevar el sello de la Junta de Andalucía. Tampoco desaprovechó la oportunidad de avanzar un compromiso para el ejercicio que comenzará en dos semanas. La regidora se comprometió a que el Plan General entre en vigor el próximo ejercicio como uno de los «retos» del equipo de gobierno ya que, según adelantó, se convertirá en un revulsivo económico para las maltrechas arcas municipales. No se anduvo con rodeos. En materia de urbanismo apeló de manera anticipada a la «responsabilidad» del Gobierno andaluz que salga de las urnas tras los próximos comicios «para que lo traten como un asunto de estado para la ciudad», ya que en sus manos está la aprobación definitiva del documento. Como contrapartida, recordó que poco después de tomar posesión de su cargo como alcaldesa adoptó la decisión de aprobar el Plan General de manera inicial «sin mover ni una coma» pese a que había sido redactado bajo la tutela de la Junta. De hecho, confesó que ha sido la medida «más difícil» de los seis meses al frente del Consistorio marbellí: «Fue una decisión muy meditada y que llevaba una gran carga política», reconoció.
Evitar demoliciones
No fue la única medida sobre el urbanismo que destacó del medio año de gestión de los concejales del PP. Aludió además a la negativa a revisar nuevas licencias hasta que el PGOU esté aprobado «para no seguir creando alarma», así como a la firme intención de buscar todas las «fórmulas alternativas» para evitar la demolición de inmuebles construidos al margen de la legalidad. «Los derribos no son la solución que necesita la ciudad», reiteró la alcaldesa, que confía en que si las sentencias valoran la realidad de Marbella «no puedan desamparar a los adquirientes de buena fe». Renovó su compromiso con los propietarios no sólo frente a posibles demoliciones, sino también al descartar nuevamente que tengan que asumir el coste de las compensaciones que establece el Plan para regularizar esas viviendas.La gestión económica también protagonizó gran parte del balance. Enumeró desde el plan de austeridad aprobado en el primer pleno, que implicó una bajada de los sueldos de los ediles, de los gastos de protocolo o de telefonía móvil, hasta las medidas de saneamiento económico y de refinanciación de los 540 millones de deudas heredadas con administraciones, entidades financieras y otro listado de acreedores privados. Tampoco se dejó en el tintero la elaboración para el próximo ejercicio de unos presupuestos «serios y reales», que se aprobarán definitivamente mañana y que incrementan un 462% la inversión y reducen el gasto de personal. «Cuando tengamos aprobado el PGOU podremos sacar adelante la situación económica», aventuró la primera edil, que se mostró optimista con el futuro: «Tenemos potencial suficiente para que Marbella salga adelante y para afrontar los años durísimos que nos esperan».Quiso impregnar todo su discurso de ese positivismo. Se mostró convencida de que serán capaces de darle la vuelta a la situación «que nos dejaron», al tiempo que puso el acento a que en seis meses se ha recuperado la «credibilidad» en la administración local. Como ejemplo, explicó que a los concursos públicos para contratar suministros concurren ya numerosas empresas.Hubo hueco también para las críticas de las que han sido blanco. La más sonada: la de los sindicatos a cuenta de la supresión del seguro médico privado a más de 500 empleados municipales. Defendió la medida como parte de unas medidas «de racionalización». «Algunas decisiones no son fáciles pero hay que tomarlas», apuntó. Por último, tras enumerar actuaciones en materia de seguridad, limpieza, medio ambiente, deportes, cultura o educación, se refirió al papel de PSOE e IU en la oposición. Lamentó sin tapujos que haya sido poco «coherente» y «colaboradora».

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