La semana en la que se ha conocido el peor dato de paro de la última década, ocho especialistas en economía repasan la situación en Málaga. Admiten su preocupación, pero miran el futuro con optimismo.
LA sombra planea desde hace meses sobre el tablero económico. Sin embargo, ni partidos políticos ni agentes sociales se ponen de acuerdo a la hora de bautizarla. Unos hablan de crisis, otros de recesión y otros tantos de mera desaceleración coyuntural. Términos aparte, la realidad es que esta inercia ya ha derrumbado en Málaga la ficha de la contratación de hipotecas -que acumula un descenso del 25%-, la de viviendas visadas -que han caído un 35%- y esta última semana, la del desempleo. El pasado lunes, el Ministerio de Trabajo hizo público las peores cifras del paro registradas en la provincia en la última década. Por primera vez desde 1998, se rebasó la barrera psicológica de los 100.000 desocupados. Pese a estos indicadores negativos, los expertos consultados por SUR hacen un llamamiento a la prudencia. A su juicio, aún no hay motivos para encender las alarmas, aunque sí admiten su «preocupación» por los datos, especialmente, por el de destrucción de empleo. La mayoría se muestra optimista y confía en la capacidad de la provincia para capear el temporal financiero con sus principales armas: su dinamismo, el clima, el gran potencial del Parque Tecnológico y las nuevas infraestructuras. Pero no sólo hay que explotar los puntos fuertes. Los analistas recuerdan que Málaga tiene unas debilidades que debe limar, entre ellas, un modelo productivo dependiente en exceso de los servicios y la construcción. Preguntados por las perspectivas futuras, prevén que el escenario mejore a partir de marzo, con el arranque de la temporada turística y la estabilización de los tipos de interés.
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