jueves, 19 de junio de 2008

El Palacio de los Gálvez revive su pasado romano (La Opinión)

Los arqueólogos encuentran cerámica ibérica y materiales fenicios y griegos.
La excavación arqueológica del Palacio de los Gálvez ha permitido documentar en profundidad diversas épocas de la historia de la ciudad que hablan de las expansiones y contracciones de la urbe y de las actividades económicas que entonces se desarrollaban, en especial las referentes al Imperio Romano. Es la conclusión a la que ha llegado el equipo de arqueólogos encabezado por Alejandro Pérez-Malumbres Landa, responsable de la intervención preventiva del enclave en la calle Granada, en donde se han encontrado muros, fosas y pozos que datan de los siglos II y I antes de Cristo, además de materiales fenicios y griegos "sueltos, fuera de contexto", probablemente del VI a.C.Los muros y estructuras más antiguas encontradas pertenecen a una época de transición entre el mundo tardo-púnico, heredero de los colonizadores fenicios, y la llegada del poder romano tras la Segunda Guerra Púnica. "Estamos fuera de la ciudad fenicia como tal", explica el arqueólogo, y recuerda que, según lo descubierto en la excavación del Museo Picasso, es en el siglo II a. C. cuando se expandió la ciudad. "Existe una superposición de muros ya romanos altoimperiales sobre algunos de los anteriores, llegando en algunos casos hasta casi los tres metros de altura", argumenta el arqueólogo. La mayoría de los mismos son en mampostería de piedra.Productiva. El Palacio de los Gálvez fue una "zona productiva" en la época romana, donde pudo haber una carnicería, según los huesos de animales encontrados. "Tras la conquista del Imperio, se produce una lenta integración en la órbita económica y política romana, que se ve reflejada en la importación de cerámicas de mesa itálica de barniz negro [campaniense] sobre las que curiosamente se ha encontrado graffiti en alfabeto neopúnico para marcar la propiedad del objeto", explicó Pérez-Malumbres. "En estos niveles tardo-púnicos-republicanos aparece cerámica púnica, romana e ibérica", apunta el arqueólogo. "Se desconocía que hubiera cerámica ibérica, y menos de esta calidad, en el casco urbano malagueño", añadió. Ánforas itálicas para vino, cinco piletas, cerámicas, engüentos helenísticos, cuencos fenicios o ánforas para envasar salazón han convivido ocultos a lo largo de estos años en el suelo del Palacio de los Gálvez. A finales del periodo tardo-púnico e inicios del Imperio, se realizaron una serie de trabajos para drenar el terreno con la subida del nivel con gravas y el uso de ánforas vacías para crear desagües, algunas enteras tumbadas y unidas entre sí. Más tarde se utilizarían los ´tubuli´, son tubos de cerámica diseñados para dicha función. "Ésta es una técnica que se utilizaba en la zona norte de Italia en niveles de la misma época", apunta Pérez-Malumbres. Hoy, estas estructuras han salido a la luz y nos revelan cómo fue Málaga.

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