viernes, 15 de agosto de 2008

Un debate de altura en pleno mes de agosto y en vísperas de la Feria (La Opinión)


El equipo de gobierno saca adelante el PGOU en un pleno protagonizado por el uso o no del atril por los ediles y la falta de espacio para el público
FRANCISCO M. PASTOR No puede negarse que nuestros políticos mantienen una gran capacidad para sorprendernos. Con la ciudad en alerta amarilla por las altas temperaturas, la mitad de los malagueños en la playa y la otra mitad pensando ya en la Feria, en el Ayuntamiento se vivió ayer un debate de altura. Lástima que no fuera altura política. De hecho, fue sobre la altura de un político. Más concretamente, sobre lo que mide el concejal de Urbanismo, Manuel Díaz. Y es que una parte importante del pleno extraordinario para la aprobación provisional del PGOU estuvo dedicada a lo alto que es el edil.La cuestión, que se debatió incluso en la junta de portavoces, es que Manuel Díaz no quería utilizar el atril porque, como es muy alto -mide al menos quince centímetros más que el portavoz socialista, Rafael Fuentes, según reveló después el alcalde-, tendría que agacharse mucho y se iba a sentir incómodo. Por el contrario, tanto el representante del PSOE como el de IU, Pedro Moreno Brenes, sí querían subir al estrado. A nadie se le escapa que desde el atril, situado justo delante de la presidencia, las cámaras de televisión pueden captar mejores imágenes. Para evitar agravios, De la Torre cortó por lo sano. Todo el mundo habla desde su sitio y sanseacabó. El problema es que en el pleno de ayer también intervenían los representantes de los colectivos vecinales. Y, claro, ellos no tienen escaños. Por tanto, follón. Unos hablaron sentados y con un micrófono de mano; otros de pie, apoyados en los bancos de la oposición; todos, cabreados. Como cabreados estuvieron durante casi toda la sesión las decenas de vecinos que se quedaron a la entrada del salón de plenos. Muchos directores de área, asesores de los grupos políticos y afiliados ocuparon los asientos destinados al público. Los ciudadanos, por tanto, en la puerta. "Esto no es democracia", gritaban.Rafael Fuentes entonces hizo ver la anomalía de la situación. El alcalde hizo levantarse a los directores de área, que tuvieron que irse a la sala de prensa. Los gritos, sin embargo, no cesaron. Más follón. De la Torre ordenó el desalojo de dos mujeres. Un señor, entre el público, gritaba que ya que el pleno del PGOU se había convocado para las vísperas de Feria debería haberse celebrado en La Malagueta. Y devolverlo a los corrales, apuntó un periodista.No ocurrió así, desde luego. Y como estaba previsto todo el pleno se desarrolló en la Casona del Parque. Eso sí, como en los toros, los actuantes realizaron su faena con distinta suerte. Manuel Díaz cumplió fielmente su cometido, aunque tan pendiente estuvo de salir airoso del trance que no dejó ningún resquicio a la improvisación; Rafael Fuentes se fue fajando conforme iba transcurriendo el tiempo y en su segunda intervención estuvo hasta mordaz. Pedro Moreno Brenes, por su parte, se perdió en las formas y no entró demasiado en el fondo. El alcalde, finalmente, no intervino y se limitó a presidir. Casi rozando las cuatro de la tarde, el PGOU salió adelante. Sólo queda ya que la Junta le dé el visto bueno definitivo, lo que, según algunos, puede tardar varios meses. El trámite, sin embargo, se ha cumplido y los concejales salían del Ayuntamiento hablando más del pregón de esta noche que de urbanismo. Feliz Feria a todos.

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