lunes, 20 de julio de 2009

¿Cómo serán las ciudades del futuro?: Menos extravagantes (La Opinión)

La joven arquitecta madrileña Izaskun Chinchilla resume la definición de la ciudad futurista en tres conceptos: continua, con muchas capas y densa


SANTI SUÁREZ.EFE Aunque muchos imaginan las ciudades del futuro como en la película de ciencia ficción "El quinto elemento", con una metrópoli de rascacielos con coches voladores y zonas verdes a kilómetros de distancia de la superficie, los expertos en urbanismo creen que la realidad será mucho menos extravagante.

Respecto a la "continuidad", Chinchilla apunta a que los ciudadanos podrán encontrar "a tiro de piedra" todo lo que buscan en las urbes del futuro y añade que nos desplazaremos a pie o en transporte público.

"Es necesario que la ciudad del futuro tenga una trama continua, como una especie de alfombra que nunca se para, donde haya zonas con bancos, espacios verdes y sitios para trabajar".

Como principal causa, apunta al precio del barril de petróleo: "la dependencia energética se entenderá como algo indeseable social, económica y culturalmente", asegura.

La arquitecta menciona también la existencia de muchas capas en las ciudades del futuro.

Esto significa que éstas se asentarán sobre otras poblaciones viejas, por lo que se rehabilitará, se modificará y se transformará los soportes existentes.

De esta forma, los edificios que existían anteriormente podrán ser utilizados de otra manera.

Los expertos también apuntan a que la densidad caracterizará también las urbes del futuro.

En esta línea, el arquitecto Andrés Jaque defiende aumentar la densidad de la ciudad por su importancia en términos medioambientales: "los recorridos deben ser menores y el acceso a los servicios y equipamientos debe encontrarse a menos de cinco minutos andando de nosotros".

Además, señala como hecho clave el envejecimiento de la población y defiende la participación de los mayores en la vida pública: "los ascensores y las rampas deben convertirse en el camino único para todos en los desplazamientos verticales".

La modificación de la legislación vigente parece ser la gran asignatura pendiente.

"Las leyes que dicen cómo tienen que hacerse las viviendas de protección pública están obsoletas, ya que no permiten que un arquitecto, cuando diseña una vivienda, tenga contacto con el usuario que va a utilizarla", señala Izaskun Chinchilla, que opina que la revisión de la legislación existente es "el gran reto".

Andrés Jaque prefiere hablar de políticas concretas para evitar la demolición y fomentar la no construcción.

Ofrece un ejemplo para la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2016: "sería una gran muestra de modernidad planificar unas olimpiadas reutilizando construcciones ya existentes, como por ejemplo edificios históricos para hacer un campo de arco de tiro o transformar el Mercado de la Cebada en un centro de atletismo".

También señala fenómenos más recientes, como la apuesta de la juventud por compartir casas.

Según el arquitecto madrileño, las "casas Erasmus" dan una pequeña pista de lo que podría ser el espacio público del siglo XXI. Además, añade que "la vida pública será muy activa, frente a la privatización de los últimos años del siglo XX".

Izaskun Chinchilla se muestra positiva: "creo que estas tendencias son deseables y seguras; soy optimista y creo que esto ocurrirá".

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