domingo, 14 de febrero de 2010

¿Quo Vadis, Acinipo? El expolio silencioso de la tierra del vino. (LAOPINION)

La ciudad romana de Acinipo (siglo III a. C.) está en el punto de mira de los ´buscatesoros´, que desde hace décadas están haciendo desaparecer la herencia dejada por nuestros antepasados


BLAS GIL RONDA Acinipo, tierra de vino, como su propio nombre indica; uno de los principales bastiones de los romanos en la provincia de Málaga, con sus piedras centenarias, sigue estando en el punto de mira de los expoliadores y de los saqueadores de historia, que llegados desde todos los puntos del territorio español quieren arrebatarle a Ronda el tesoro que sigue guardando en sus entrañas.

Esta semana, las alarmas han saltado una vez más en uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la comunidad autónoma andaluza, después de que en sólo un mes se hayan producido hasta cuatro acciones de expolio, que ha dejado en sus tierras la herida de más de 400 agujeros excavados por desalmados, en su mayoría delincuentes de medio pelo, que son reclutados por coleccionistas e intermediarios para que realicen el trabajo sucio.
Aprovechan la oscuridad de la noche y la falta de vigilancia en el recinto para, con la ayuda de detectores de metales, extraer del subsuelo monedas, vasijas y toda clase de objetos que contengan algo de bronce o hierro, entre otros materiales.

Una situación que no es nueva. Antes de 1979, fecha en la que se iniciaron una serie de acciones encaminadas a preservar estas ruinas que datan del siglo III (a. C.), Acinipo fue utilizada como una auténtica cantera que proporcionaba piedras, mármoles y otros materiales para la construcción de casas situadas en las cercanías e incluso, parte de sus reliquias arqueológicas se encuentran en estos momentos diseminadas por numerosos museos y colecciones privadas de todo el mundo.

A principios de los años 90 se produjeron los saqueos más graves de Acinipo, que cuenta con uno de los teatros romanos más importantes de España. Según fuentes policiales, bandas organizadas llegan a este lugar provistas de instrumentos de gran precisión para localizar bajo tierra los objetos más valiosos, que luego son vendidos a coleccionistas o en mercadillos ilegales, incluso a través de internet.

Ante la nueva oleada de saqueos que ha sufrido estas semanas atrás, la Consejería de Cultura, el Ayuntamiento de Ronda y los distintos cuerpos de seguridad, se ha puesto manos a la obra y han diseñado un plan para preservar este yacimiento ya que, además de la pérdida de patrimonio, el recinto está padeciendo daños de gran importancia.

De momento hay un acuerdo para incrementar las patrullas de vigilancia nocturna por parte de la Policía Local, Policía Nacional y Seprona, al tiempo que se reparará la valla de protección y se estudia instalar cámaras permanentes de seguridad. También se pedirá a los residentes de los núcleos vecinales cercanos su colaboración para que den la voz de alarma cuando observen algo extraño en el lugar.

Todo está dispuesto para acabar con estos ´buscatesoros´, que pretenden dejarnos sin la herencia de nuestros antepasados, lo que no se puede permitir bajo ningún concepto.

Y es que citada ya por Plinio (siglo III a.C.), Acinipo fue una importante ciudad romana perteneciente a la Beturia céltica que ha ofrecido a lo largo de los tiempos numerosos testimonios epigráficos y se han podido destacar algunas inscripciones dedicadas al dios Marte y a la Victoria Augusta, así como otras relacionadas con personajes pertenecientes a altos cargos.

Acinipo ´la tierra del vino´, llegó a convertirse en un municipio tan relevante que acuñó su propia moneda –en la que aparecía un racimo de uvas– y sus vecinos llegaron a tener los mismos derechos que cualquier ciudadano de la Roma Imperial.

Su edificación más destacada es su teatro, del que se conserva la mayor parte de la arquitectura. Hace más de 2.000 años los actores representaban sobre el escenario obras de Plauto y otros autores clásicos de la época.

En este espacio aún parece que se escuchan las voces de los cómicos que relatan historias de desamores, engaños, trucos y batallas épicas. Es notable el hecho de que los arquitectos de aquellos tiempos supieran aprovechar el declive de la ladera para construir la ´cávea´, ya que las gradas están hechas en la misma roca, teniendo capacidad para algo más de 2.000 espectadores. Todo un legado a proteger.

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