miércoles, 5 de mayo de 2010

López de Uralde: ´El urbanismo ha ido en la Costa del Sol como un caballo desbocado´ (La Opinión)

Se muestra orgulloso de lo sucedido en Copenhague y alerta de las graves consecuencias del cambio climático


Clima. El director de Greenpeace, Juan López de Uralde.
Clima. El director de Greenpeace, Juan López de Uralde. Gregorio Torres

MATUCHA GARCÍA. MÁLAGA Juan López de Uralde, el director de Greenpeace España, se ha convertido en una persona conocida internacionalmente por una protesta en Copenhague por la que fue detenido. Ahora es el símbolo de la lucha contra el cambio climático. Ayer inauguró con una conferencia la Campaña de Concienciación Ciudadana contra el Cambio Climático organizada por el Área de Medio Ambiente de la Diputación.

¿Qué desea transmitir?
–De alguna forma nosotros, a raíz de la cumbre de Copenhague, percibimos que es imprescindible aumentar la concienciación ciudadana sobre el cambio climático. Vimos que si esperamos a que los líderes desde arriba cambien las cosas, éstas no van a cambiar. La presión tiene que venir desde abajo. Me parece encomiable que haya una institución que se implique de este modo con esta campaña y me parece un ejemplo para otras.

¿Qué le diría a la población?
–Que realmente hay cosas que no porque no se vean dejan de ser graves. El cambio climático a lo mejor no lo estamos viendo de forma tan clara como el vertido de petróleo en el golfo de México pero es exactamente lo mismo. El cambio climático es una tubería de petróleo saliendo sin control que está afectando al clima de la tierra. Al igual que en el golfo de México tenemos que parar ese grifo de petróleo, en el cambio climático tenemos que parar el grifo de dióxido de carbono si queremos salvar la tierra.

¿Qué reflexión realiza sobre ese vertido de México?
–Ha puesto en evidencia muchas cosas. BP (British Petroleum) había dicho que era imposible que ocurriera un accidente así y ha ocurrido. También vemos cómo la capacidad de influencia de estos lobbies sobre el poder político es tan importante que ha llevado incluso a Obama a abrir nuevas zonas de la costa de Estados Unidos a la explotación petrolífera y, por lo tanto, nos demuestra hasta que punto los intereses de las grandes corporaciones son las que dominan la agenda del planeta y son las que hacen tan difícil que se ponga freno al cambio climático. El poder político de alguna manera se está sometiendo a estas grandes corporaciones.

¿Qué conclusión extrae del episodio de Copenhague?
–Todavía no ha terminado, estoy a la espera de juicio y de sentencia, pero la verdad es que estoy orgulloso de lo que hicimos. Con esa acción conseguimos una repercusión mundial que hoy en día es muy difícil de lograr y pienso además que muchos millones de personas se sintieron identificados con lo que hicimos. De alguna forma fue la respuesta ciudadana ante un nuevo fracaso de los grandes gobiernos. Se expresó de forma pacífica una protesta por el enésimo fracaso de una gran cumbre.

¿Qué espera de esa sentencia?
–Espero que los jueces entiendan que se hizo una protesta pacífica para denunciar un delito mucho mayor que es el delito de destrucción de la tierra y que los que están cometiendo ese delito una y otra vez salen impunes. Espero que alguna vez no se encarcele a los que defendemos el medio ambiente sino a los que lo destruyen.

¿Cómo ve la Costa del Sol?
–La Costa del Sol está prácticamente toda construida. Es una parte de la costa española donde el urbanismo ha ido como un caballo desbocado, cubriéndolo todo y ocupándolo todo.

¿Qué se debería hacer?
–Lo que se debería hacer es en primer lugar preservar lo poco que queda de la costa. Me llama la atención que todavía se hable de proyectos urbanísticos. En segundo lugar, cumplir las sentencias judiciales, es decir, aquello que es ilegal no debería seguir en pie. Y, en tercer lugar, acometer los planes urbanísticos en función del territorio y no de los intereses económicos. Hay un tema clave que nadie se atreve a acometer y decir que es el cambio del modelo de financiación municipal para que no dependan del urbanismo sino que puedan tener su propia financiación procedente de los presupuestos generales.

¿Por qué abandera esta lucha del cambio climático?
–Creo que es el principal problema al que se enfrenta el planeta y como es invisible da la sensación de que no existe. Es una cuestión fundamental, no tenemos planeta B al que irnos y circunstancialmente los hechos me han convertido en el mensajero. Me han llegado a llamar el preso del clima.

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