viernes, 25 de junio de 2010

MARBELLA La empresa que amplíe La Bajadilla explotará los atraques actuales desde el inicio de la obra. (SUR)

La Junta cederá a la concesionaria las 270 dársenas actuales, al cien por cien de ocupación y con el triple en lista de espera
25.06.2010 -
CRISTINA GONZÁLEZ cgonzalez@diariosur.es
MARBELLA.
La empresa que amplíe La Bajadilla explotará los atraques actuales desde el inicio de la obra
Vista del puerto de Marina-La Bajadilla, que con el proyecto de ampliación que está sobre la mesa pasará de los 270 amarres actuales a 669. ::JOSELE-LANZA
La letra pequeña de la ampliación del puerto de Marina-La Bajadilla se va conociendo con cuentagotas. A la espera de que trascienda el dato más esperado, la fecha en que se licitarán las demandadas obras para que el recinto náutico duplique holgadamente su superficie, las empresas que quieran optar a este ambicioso proyecto, que rondará finalmente los 70 millones de euros de inversión, tienen un nuevo acicate para presentar sus ofertas.
Según confirmaron a este periódico fuentes de la Consejería de Obras Públicas y Transportes, a la explotación por un periodo de 30 años de los 400 nuevos atraques que se construyan, se sumará también desde el primer momento la cesión de la gestión de los 270 amarres actuales, que no sólo se encuentran a pleno rendimiento sino que acumulan la mayor lista de espera de todas las marinas de Marbella: un millar de peticiones para poder echar el ancla.
El propio presidente de la Junta, José Antonio Griñán, presentó la semana pasada en Sevilla ante 150 empresas y treinta entidades financieras éste y otros proyectos que el Gobierno andaluz quiere sacar adelante bajo la fórmula de la colaboración público-privada. La ampliación del puerto de Marbella, junto con el almeriense de Carboneras, tiene un importante peso específico en este paquete de infraestructuras, además de este pequeño gran detalle sobre la fecha en que podrán empezar a gestionarse los amarres actuales, lo que permitirá empezar a amortizar el coste de las obras desde el minuto uno y que seguro que no pasarán por alto ninguno de los potenciales inversores.
Usuarios
La otra lectura es cómo repercutirá en los actuales usuarios, que disfrutan de unas cuotas ventajosas, según denunció en su día Marinas de Andalucía, asociación que aglutina a los complejos náuticos. Hasta el momento, al tratarse de un puerto dependiente de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía (APPA), está exento del pago del canon. Esto se traduce en que las tarifas de atraque son un tercio por debajo de la media, situación que fue denunciada por el asociación ante la Audiencia Nacional al considerar que se altera la ley de competencia. Ahora toca esperar a ver cómo el paso de una gestión pública a privada repercute en la factura.
Y no es el único guiño con las posibles concesionarias que tendrá el Gobierno andaluz, que confía en que el respaldo del sector en un lugar tan estratégico como Marbella sea importante. La empresa que se haga con la obra tendrá margen de maniobra suficiente para poder retocar el anteproyecto diseñado por los técnicos autonómicos, que sólo deja hueco en una dársena de mayores dimensiones para embarcaciones de 90 metros, una superficie que daría al traste con la gran aspiración de que los cruceros puedan hacer parada y fonda.
Una vez salga a concurso la obra, algo que ocurrirá antes de un año -en la horquilla que va desde el segundo semestre de 2010 y el primero de 2011, según adelantó sin concretar más el presidente de la Junta-, y se adjudique a la oferta más ventajosa, la empresa tendrá que elaborar el proyecto constructivo, que definirá de manera pormenorizada el básico de Junta. Es ahí donde tendrán libertad total para redistribuir los atraques siempre y cuando no vulneren ni la adscripción de las aguas autorizada por Costas -la autorización fija la ocupación de 19.200 metros cuadrados mar adentro- y la declaración de impacto ambiental, así como el espacio destinado a uso pesquero.
No queda por tanto descartado que los cruceros puedan asomar por la ciudad, siempre y cuando la empresa que explote el recinto náutico opte por el dragado periódico para mantener un calado óptimo y que dote de unas instalaciones acordes para el desembarco de cruceristas. Si contemplan uno y otro requisito, los grandes buques dejarán de pasar de largo por la ciudad o de fondear frente a la playa de La Venus para llegar a tierra firme en las incómodas barcazas. Aunque para que ese momento llegue quedan al menos tres años.

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