El equipo de gobierno mantiene que el PGOU abre oportunidades y que los frutos se verán a partir de 2012 cuando terminen de ordenarse los suelos
Promoción en Nueva Andalucía, una de las pocas que se están construyendo en el término municipal de Marbella. :: JOSELE-LANZA
Sin apenas rastro de grúas en el horizonte. La frase describe la estampa con la que se topan los marbellíes a diario y que hace tan solo unos días refrendó la estadística del Colegio Oficial de Arquitectos. Un trimestre más, los números demuestran que el freno de mano en la producción de pisos está puesto todavía.
En lo que va de año, se han visado 59 viviendas en la ciudad, una marca similar a la de 2009, pero alejada de los 176 proyectos a los que se dio el visto bueno de enero a septiembre del año pasado. En Marbella, el retroceso es del 66 por ciento con respecto al mismo periodo de 2010. Pese a la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), la construcción no levanta cabeza en tierras marbellíes.
El 21 de mayo de 2010 el municipio estrenaba su primer planeamiento con todas las de la ley en 24 años. El documento significa la vuelta a la legalidad, a la seguridad jurídica y a la normalización del caos del ladrillo que legó el gilismo. Casi 20 meses después queda un largo camino por delante.
El concejal de Urbanismo, Pablo Moro, mantiene que el texto abre muchas oportunidades, pero que no todas las inversiones se pueden materializar de un día para otro. «Es verdad que queda un tiempo de trabajo en los despachos antes de que las grúas comiencen a actuar», reconoce el edil. «Hay suelos -añade- que se están sectorizando, otros que se están ordenando mediante planes parciales y otros tantos que están en fase de redacción de los proyectos de reparcelación y de urbanización». Solo después de aprobarse este último trámite el suelo llega a convertirse en solar y es cuando se puede empezar a redactar el proyecto de obra.
¿Pero qué tiempo transcurrirá hasta salvar este tortuoso camino? Moro indica que dependerá del estadio en el que se encuentre el terreno. Pasarán dos años aún para que se pueda presentar una licencia de obra para los suelos que ahora mismo se están sectorizando. La espera se reduce a doce meses para los que están en plan parcial y a seis meses para los que se encuentran en proyecto de reparcelación y urbanización.
Caída generalizada
Al problema de una herencia que hay que ir diluyendo se suma la crisis económica, que retrae a los inversores de dar el paso definitivo para desembolsar los euros necesarios en los cimientos de la nueva ciudad. «La gente que tiene dinero está esperando una nueva coyuntura política que genere confianza», advierte el edil en referencia a los comicios del 20-N.
El responsable de Urbanismo se muestra optimista cara a los próximos meses y llama la atención sobre el efecto de desatoro que provocó la aprobación del PGOU en 2010. El número viviendas visadas fue decepcionante en la mayoría de los grandes municipios. Solo Marbella presentó un volumen aceptable. No obstante, pasado ese «efecto de despegue» la flecha de la estadística mira otra vez hacia abajo.
La situación es muy parecida en el resto de la provincia. La costa experimenta los mayores retrocesos, hasta el punto de que en el litoral oriental solo se visaron 57 casas de enero a septiembre. Únicamente arrojan incrementos significativos en la producción de viviendas las localidades de Estepona y Nerja, pero con valores muy reducidos. Por ejemplo, en el caso de Estepona apenas se contabilizan 37 casas hasta septiembre.
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