martes, 22 de mayo de 2012

Nueve proyectos de la ciudad se quedan en suspenso por la retirada de inversores (La Opinión)


El plazo para iniciar el puerto deportivo de San Andrés finalizó en abril, sin que haya visos de comenzar los trabajos






Vista de donde estaría el futuro puerto deportivo de San Andrés.
Vista de donde estaría el futuro puerto deportivo de San Andrés.  La Opinión
MIGUEL FERRARY La falta de músculo financiero del sector privado está dejando en la cuneta varios de los grandes proyectos con los que se esperaban alimentar la ciudad en los próximos años. No hay dinero entre los inversores y los créditos bancarios son mínimos, lo que está paralizando muchas actuaciones o siendo asumidas directamente por la Administración.
Nueve grandes actuaciones se han visto afectadas por la crisis en los últimos meses, en gran parte por falta de inversores interesados y con capacidad financiera para ponerlos en marcha.
La construcción del puerto deportivo de San Andrés es la última que se ha sumado a esta lista. El pasado 1 de abril expiró el plazo que tenían las adjudicatarias, las empresas Marinas del Mediterráneo y GEA 21, para iniciar su construcción. Casi dos meses después, sigue sin haber una fecha para el inicio de los trabajos.
El retraso en el inicio de las obras tiene su origen en las dificultades de las concesionarias para conseguir los créditos necesarios que permitan acometer la construcción del puerto deportivo, con un presupuesto estimado de 25 millones de euros.
Fuente de la Autoridad Portuaria explicaron que el pasado 1 de abril se completó el plazo legal para el inicio de las obras, sin embargo todavía no se ha comunicado oficialmente a los adjudicatarios la advertencia sobre este incumplimiento, que podría derivar en sanciones para las empresas concesionarias por incumplimiento de contrato.
El propio presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Linde, reconoció que la situación de crisis ha afectado a la disponibilidad de financiación de estas empresas y dejó en el aire las medidas que se adopten ante esta situación.
Precisamente hace seis meses, el puerto de Málaga declaró desierto el concurso para la construcción y explotación de edificios de oficina en el lateral sur de Muelle de Heredia, en un terreno portuario que se iba a integrar en la ciudad. La falta de ofertas para asumir este proyecto obligó a declarar desierta la convocatoria y aparcarla hasta que se recupere la economía y haya empresas capaces de invertir los 33 millones de euros estimados, con un plazo de 35 años para explotar el espacio y recuperar el dinero.
Proyectos municipales. El Ayuntamiento ha tenido que asumir recientemente la construcción de una promoción de VPO adjudicada, anular parte del convenio de Repsol y recuperar los terrenos, y replantearse el futuro de tres espacios culturales como son Tabacalera, Astoria y la esquina entre los muelles 1 y 2 del puerto.
La promoción de VPO de la calle Nosquera también es sintomática de esta situación de estrangulamiento financiero del sector privado, ya que la adjudicataria renunció a construir las 40 VPO previstas por no conseguir los créditos necesarios para acometer la obra.
También la crisis financiera ha pasado factura al desarrollo de los terrenos de Repsol, donde el Ayuntamiento ha recuperado los aprovechamientos urbanísticos porque la promotora no podía hacer frente al pago de los 70 millones pendientes del convenio firmado con el Consistorio.
En el caso de los tres espacios culturales, la falta de inversores adecuados (Astoria), los problemas con los concesionarios (Tabacalera) y la falta de concreción de las ofertas (esquina del puerto) han lastrado el desarrollo de estas actuaciones.
Queda por definir el futuro del auditorio de música, para el que se planteó la financiación público-privada como una forma de arrancar el proyecto y compensar la escasez de fondos públicos. Sin embargo, la falta de inversores privados puede poner en peligro su ejecución.
La transformación del Palacio de Miramar en un hotel de cinco estrellas también está paralizada, como reconoció el Grupo Santos, adjudicataria de la obra y explotación del espacio, por la compleja situación económica, que es demasiado inestable como para asumir una obra con un presupuesto de 40 millones de euros.

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