La plataforma ciudadana confía en que el proyecto se beneficie del remanente de la tesorería municipal El colectivo en defensa del monte calcula que con seis millones de euros se puede acometer su conversión en un espacio de ocio
'No hay peor ciego que el que no quiere ver', dice el refrán. El dicho bien puede aplicarse a la actual gestión de los responsables políticos del Ayuntamiento en lo relativo a la consecución de nuevos espacios verdes de los que puedan hacer uso los ciudadanos. Hace una semana, el alcalde, Francisco de la Torre, anunciaba la reserva de un millón de euros del remanente de tesorería del Consistorio para habilitar el campamento Benítez como parque, un terreno que todavía depende de un convenio con el Ministerio de Fomento para que pase a manos de la ciudad, y, al mismo tiempo, anunciaba más de medio millón de euros para el parque en los Baños del Carmen, una parcela aún lastrada por el rescate de unas concesiones que se encuentra en los tribunales. Sin embargo, existe un proyecto de parque que duplica en superficie al Benítez, que abarca un suelo ya en manos de la ciudad y que se encuentra apenas a tres minutos de la plaza de la Merced. El monte Gibralfaro sigue siendo un desconocido 'Central Park' -parque ubicado en Manhattan, en plena ciudad de Nueva York- que está al alcance de la mano y que solo necesita de la voluntad política para que su adecuación como lugar de paseo y esparcimiento pueda echar a andar.
Así lo considera la plataforma ciudadana que lleva seis años reivindicando el uso como parque urbano de un pulmón verde de 63 hectáreas al que la ciudad da la espalda pese a tenerlo mucho más cerca de lo que parece. Con los trámites urbanísticos iniciados para materializar la actuación, su arranque es perfectamente factible en los 526.000 metros cuadrados que ya son de la ciudad con una inversión que, lejos del presupuesto total de 28 millones de euros que se apuntó hace cinco años, bien podría rondar los seis millones, una cantidad que, a juicio de Antonio Morillas, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga y presidente de la Plataforma para la Defensa del Monte Gibralfaro, puede repartirse en dos anualidades de tres millones que son «perfectamente asumibles para un Ayuntamiento al que todavía le queda un remanente de tesorería de 34 millones de euros por gastar», argumenta Morillas. «Es solo cuestión de voluntad política», añade.
Senderos y miradores
No se trata de una cantidad aleatoria. Está obtenida del estudio con una de las arquitectas que redactó el proyecto de parque para la zona, Marta Lomas Casanova, para depurar las partidas que se establecieron inicialmente a la hora de redactar el plan especial para la zona. «La actuación en el entorno del castillo se puede reducir a unos tres millones de euros, dejando medio millón para la recuperación ambiental de la zona, unos ochocientos mil euros para infraestructuras y unos dos millones para la adaptación de caminos, la creación de zonas de estancia y miradores y la realización de un carril para bicicletas», explica.
Además, apunta que la actuación bien podría desarrollarse mediante la creación de una escuela taller que aprovechara la madera de los eucaliptos que sería necesario suprimir para que permitan crecer mejor a los pinos y el matorral de la zona para la realización de bancos y pasarelas. «Los caminos ya están hechos en el monte, solo hay que adecuarlos», asegura esta arquitecta, que incluso propone el uso del aljibes inutilizados que existen en el castillo para que el agua de lluvia almacenada sirva para riego.
Este periódico pudo comprobar con ella y con Antonio Morillas como guías que, en efecto, las rutas por el monte están perfectamente marcadas en la realidad e identificadas en el proyecto. La creación de accesos es factible desde la calle Mundo Nuevo, donde comienza la carretera que unía el Centro Histórico con el parador y que se encuentra cerrada al tráfico actualmente, desde la calle Agua y desde Pinosol. Desde todos estos puntos, y también desde los jardines de la Coracha, se puede ascender al monte para disfrutar de unas increíbles vistas y un parque de pinos y matorral que resulta del todo desconocido para la mayor parte de los malagueños.
«Llevo treinta años viviendo en la Malagueta y, hasta que no he tenido perro, no he descubierto esta delicia de pulmón verde que tiene Málaga en pleno centro», comenta María José Mir mientras pasea a su mascota por la zona conocida como Monte de la Cruz, en la que existe una especie de mirador creado por la propia naturaleza desde el que las vistas del mar son «impresionantes», recalca Antonio Morillas. «En el trabajo comento lo bien que está esto, pero la gente no viene porque lo desconoce», añade María José.
Una libreta oculta
No obstante, hay quien lo conoce y lo deja escrito cuando sube en un lugar secreto. La vecina de la Malagueta hace de cicerone hasta llegar a un montículo de piedras bajo el que se encuentra una caja de plástico y, en su interior, amuletos, pequeños recuerdos, y una libreta en la que visitantes extranjeros y malagueños escriben secretamente sus experiencias e impresiones del paseo por el monte. «Las coordenadas están puestas en las redes sociales y hay muchos turistas jóvenes que vienen a buscar esta libreta para dejar sus mensajes», explica la vecina.
Una sorpresa más de un monte que no deja indiferente al que descubre el aroma de sus árboles, su alfombra de acantos en flor, su recorrido por la muralla del castillo hasta descubrir su antigua puerta inutilizada y sus hermosas vistas de la Catedral y el casco antiguo. «En invierno he podido contemplar un paisaje de postal, la Catedral y las sierras nevadas al fondo», relata el presidente de la plataforma, que no pierde la esperanza de que el Ayuntamiento dé un paso en firme hacia los primeros trabajos para acondicionar la zona. «Es un lugar y un proyecto al alcance de la ciudad, solo hace falta voluntad política, porque ya hemos visto que tampoco hace falta tanto dinero para una primera fase», insiste Antonio Morillas, quien argumenta que, una vez arreglado, el monte será más respetado, valorado y cuidado por los ciudadanos. «El paseo por este lugar ha sido fascinante, repetiremos», dice uno de los mensajes escritos en la libreta secreta del monte de la cruz. «Ojalá muchos malagueños puedan decir pronto lo mismo», añade Morillas.
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