viernes, 11 de abril de 2008

La Junta estudiará si la Ciudad de la Justicia es un edificio enfermo (La Opinión)

Un informe elaborado por la Administración andaluza asegura que las molestias sufridas por algunos funcionarios podrían deberse a este síndrome
Un informe elaborado por el Centro de Prevención de Riesgos Laborales de Málaga, dependiente de la Consejería de Empleo, señala que los dolores de cabeza, picores en los ojos, la sequedad en la boca y los mareos que sufren algunos funcionarios desde que los juzgados en los que trabajan se mudaron a la Ciudad de la Justicia podrían deberse a que la nueva infraestructura sufre el síndrome del edificio enfermo.Las dependencias más afectadas por estos síntomas han sido un Juzgado de Primera Instancia, dos de lo Social y uno de lo contencioso. El técnico, quien realizó diversas visitas al edificio a instancias de los sindicatos, se entrevistó con los cinco funcionarios de uno de estos órganos, de forma que manifestaron sufrir "dolores de cabeza, escozor en los ojos, la nariz, la boca y la garganta, fatiga, náuseas y mareos, sequedad en las vías respiratorias, irritación en los ojos y las mucosas y sensación de ahogo", tal y como adelantó ayer la Cadena Ser.Estos síntomas hacían su aparición en la segunda hora de trabajo y se intensificaban hasta última hora de la mañana, desapareciendo cuando salían del centro de trabajo.El técnico, que ha tenido en cuenta los numerosos informes sobre riesgo biológico o químico realizados y que han dado negativos, sostiene que "no existe ningún foco identificable de contaminación química y biológica", y que el sistema de ventilación del Instituto de Medicina Legal no es causa de estos síntomas. "Los olores nauseabundos pudieron ser un tema puntual ya corregido", dice."A falta de datos que confirmen la mala calidad del aire interior, la investigación debería ir dirigida hacia el diagnóstico de lo que la biografía considera un cuadro típico del síndrome del edificio enfermo", añade. Entre las características del mismo se encuentran que suele darse en edificios con aire acondicionado, los empleados se quejan de problemas de salud en una proporción superior al 20% de lo habitual y las causas son difíciles de identificar. Tanto que muchas veces se diagnostica el síndrome por exclusión. Además, esas construcciones suelen ser "edificios herméticos, que practican el ahorro energético y de material ligero", aclara.El técnico recomienda por tanto realizar un estudio para identificar el síndrome y, si se confirma, investigar por qué se ha producido. También solicita que se identifiquen en la cubierta del edificio "todas las tomas de aire de entrada para la ventilación y las aberturas para la expulsión de aire viciado", apunta, al tiempo que pide que se efectúen mediciones de dióxido de carbono en las dependencias más afectadas para conocer la calidad del aire interior.Por último, se aconseja hacer un muestreo por las zonas afectadas para conocer el nivel de concentración de formaldehído en el ambiente -un contaminante habitual en edificios nuevos que se desprende del mobiliario y la decoración-, así como aumentar el porcentaje de aire limpio introducido en los sistemas de ventilación, porque facilitaría la dilución y haría disminuir la concentración de contaminantes en el ambiente, "haciendo que mejorasen los síntomas".

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