domingo, 9 de agosto de 2009

Un defensor del Patrimonio. Málaga (LAOPINION)

Antonio Espejo tiene detrás una larga vida en el movimiento vecinal. Desde 1998 lleva luchando para recuperar el convento del Carmen y transformarlo en un centro cultural para El Perchel


El Carmen. Antonio Espejo, asomado al convento del Perchel que, denuncia, sigue en general en un estado lamentable.

Lo primero que Antonio Espejo señala al comenzar la entrevista es que prefiere que se hable del convento del Carmen antes que hablar de él. Sin embargo, su trayectoria en defensa del Patrimonio de Málaga no se entiende sin unas pinceladas biográficas.

Nació Antonio en 1930 en la calle Peregrino del Perchel y fue uno de los niños que escaparon por la Carretera de Almería en el 37, cuando la llegada de las tropas rebeldes a Málaga. "Salimos mi madre y mis tres hermanos y llegamos más allá de Motril", cuenta. Al regreso, la madre se entera de la detención de su marido. Antonio todavía recuerda el cadáver de su padre tras ser fusilado en San Rafael. "Mi madre tuvo que pagar al enterrador para que lo enterraran aparte".

La familia de Antonio salió adelante por la entrega de la madre. "Mi madre puso unos barriles de pie, iba a Pescadería, freía un pulpo y ponía vino y con eso se alimentaban las criaturas", recuerda.
Antonio Espejo sintió desde pequeño un afán por mejorar la situación en la que vivía España y se afilió joven al PCE. Se convierte en camionero y la actividad política le lleva a Francia. "Allí continué con la militancia", explica. Tras 12 años en París, vuelve a Málaga, al barrio de La Luz y en 1998 regresa al Perchel.

El convento. En El Perchel, ingresa en la asociación de vecinos ´Los Percheles´ y forma parte de la revista ´Corralón´, que sostiene que "conservar el Patrimonio Histórico es la inversión más importante". Antonio explica: "Yo veía que hacía falta un centro cultural", y propuso que se instalara en el convento carmelita de San Andrés. "La primera asociación que se preocupa por el estado del convento fueron ´Los Percheles", subraya.

La propuesta cultural caló en el barrio pero no en las administraciones. En 1999 el Ayuntamiento está a punto de derribar el convento y Antonio Espejo y los vecinos se movilizan para evitar el derribo. "En aquel momento teníamos bastante fuerza y dijimos que si se derribaba formaríamos la grande porque era especulación, y conseguimos que el Ayuntamiento parara el derribo".

Cuando dejó el barrio de La Luz, este defensor del Patrimonio se trajo a las monitoras del barrio para que también hicieran talleres en El Perchel, de ahí que fuera más que consciente de las necesidades culturales de su barrio natal. "El mejor destino para el convento sería un centro cultural porque aquí en El Perchel no hay nada", deja claro.
Con respecto a las últimas obras de mejora del convento, incluidas en el plan Zapatero, piensa que sólo son ´un lavado de cara´ y recuerda cómo está la mayoría del convento: "Hemos tenido cuatro incendios, hay que venir aquí y darse cuenta de que hay ratas, cucarachas, infección de mosquitos, hay bastantes pañiles abandonados y esto es un peligro", denuncia.

A Antonio Espejo le parece bien el destino que se dará al refectorio del convento, que estará dedicado a la figura del general Torrijos quien pasó allí la última noche con sus compañeros antes de ser fusilado en la playa de San Andrés.

En cuanto a la propuesta de hacer en el resto del edificio un Museo de Arquitectura, cree que también puede haber espacio para el centro cultural que, recalca, tanto necesita El Perchel. "Si se construye bien puede caber todo. Es necesario unificar fuerzas, sentarnos asociaciones y personas de la cultura con el Ayuntamiento y ver qué vamos a hacer". Cerca ya de los 80 años, la lucha de Antonio Espejo por mejorar Málaga no tiene edad.

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