Las reglas del juego están para cumplirlas, no para cambiarlas según hacia dónde sople hoy el viento de la veleta de la Casona del Parque. El caso del Astoria será estudiado en las escuelas de Negocios.
A estas alturas, el promotor vasco del edificio del cine Astoria debe de estar seguro de que más le habría valido hacer negocios en Alhaurín el Grande. Al menos allí, según sostiene la Fiscalía Anticorrupción, las cosas estaban bastante más claras: 80 euros por cada metro cuadrado de más construido o 6.000 por vivienda adicional lograda al hacer la vista gorda con las normas y los informes en contra del arquitecto municipal. En Alhaurín el Grande, arda Troya, había unas reglas de juego. Presuntamente corruptas, pero las había. De Málaga no se puede decir lo mismo.
La promotora Baensa lleva presentados en los últimos años más de una docena de proyectos atendiendo los requerimientos de los técnicos y políticos municipales, los cambios de opinión del alcalde, que si casa natal sí que si casa natal no, que si te expropio yo o que si te compra Unicaja, mientras paga los intereses de una hipoteca de 15 millones de euros constituida sobre el solar de la manzana.
Y no se trata de defender las cuentas de una empresa privada sobre los intereses generales de la ciudad, sino de respetar unos derechos básicos, de no convertir en Sodoma y Gomorra la administración municipal, en el salvaje Oeste el urbanismo. Porque el Plan General de Ordenación Urbana, el Pepri del centro histórico, son para respetarlos, no para cambiarlos en función de hacia dónde sopla hoy la veleta de la Casona del Parque. Tampoco para tapar los graves errores que se van acumulando en la gestión del supuesto proyecto estrella del alcalde, a quien está visto que no se le da nada bien improvisar ni tampoco hacer trampas: nadie apostaría un euro a que el plan para reformar la Plaza de la Merced estará listo de aquí a las próximas municipales. Entiéndase listo por terminado en condiciones. No valen chapuzas.
Más de diez años ha tardado el regidor en darse cuenta que la manzana de los cines Astoria y Victoria debe ser equipamiento cultural y no viviendas -aunque algunos opinamos que como quedaría mejor el edificio sería simplemente no quedando- y el viejo cine Andalucía justo lo contrario: de uso cultural volverá a ser residencial. Lástima que el dueño de ese último cine no esté ya entre nosotros para contar sus penurias administrativas y su largo litigio con el Consistorio.
Mucho Málaga Valley y mucho Málaga Open for Business, pero en realidad el regidor, ahora que tanto le gusta el inglés, debería instalar en la magnífica nueva terminal del Aeropuerto unos letreros luminosos bien grandes que adviertan a los inversores: Enter at your own risk(Entre bajo su propia responsabilidad o, mejor dicho, allá usted si viene a invertir aquí). Porque en la Gerencia de Urbanismo se sabe cómo se entra, pero nunca cómo ni cuándo se sale. Si esto fuera el Monopoly, caer en la casilla de Francisco de la Torre equivaldría a perder la partida: te obligan a quedarte una década en el calabozo. Y nunca pasas por la casilla de salida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario