lunes, 12 de julio de 2010

MALAGA. El PGOU mira al oeste y baja de las alturas. (MALAGAHOY)

Las grandes bolsas de suelo residencial quedan situadas en los distritos de Campanillas y Puerto de la Torre

SEBASTIÁN SÁNCHEZ / MÁLAGA | ACTUALIZADO 12.07.2010 - 01:00
La mirada de Málaga se posa en el oeste. Campanillas y Puerto de la Torre se asoman tras la esquina de los próximos años como las grandes bolsas de suelo para el asentamiento de buena parte de las alrededor de 43.000 viviendas de nueva ejecución que dibuja el nuevo Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU), cuyo camino cara a su aprobación definitiva a finales de año se encuentra expedito tras el acuerdo alcanzado por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de la ciudad.

El desbloqueo del conflicto protagonizado por ambas administraciones con el urbanismo como telón de fondo libera el planeamiento futuro de la capital de la Costa del Sol, diseñado con un horizonte temporal de unos diez años, y por ende, los contenidos a los que, desde 2005, han ido dando forma los técnicos responsables del documento.

Buena parte de ellos sigue la evolución natural de la urbe, que busca su expansión hacia el oeste, escenario en el que sólo en las dos grandes áreas de oportunidad residencial reservadas en el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Málaga (Potaum) se concentran 9.225 viviendas, en Vega del Guadalhorce-Campanillas, y otras 5.702 en Lagar de Oliveros y Soliva Oeste. Es decir, que únicamente sumando estas dos piezas, donde alrededor de las casas serán de protección oficial, representan unas 15.000 unidades, es decir, el 34% del parque residencial nuevo proyectado en el planeamiento.

De acuerdo con las conclusiones de los técnicos, de mantenerse el actual ritmo de producción de viviendas, la reserva de suelo residencial prevista puede permitir el desarrollo durante los próximos 20 años. No obstante, se precisa que a partir de los ocho años "es previsible que se produjesen tensiones en el mercado y rigideces en la preparación de suelo". Por ello, se señala la idoneidad de pasados los diez años, emprender "una acción administrativa singular de seguimiento y evaluación de la ejecución del plan".

Más allá de los grandes números del modelo ahora desenredado, el Plan General incorpora un puzle de piezas estratégicas con las que el equipo de gobierno del PP pretendía lograr un salto cualitativo de la urbe y obligar a mirar a las alturas. Si bien el carácter simbólico de las nuevas centralidades marcadas en la zona de La Térmica y Torre del Río, en Repsol y Camino de San Rafael y en Martiricos no varía, sí lo hace el grado de inclinación que los peatones tendrán que adoptar para poder visualizar el punto más vertical de las edificaciones contempladas en estos escenarios. Salvo en los terrenos de la antigua Citesa, el resto de proyectos ha de adaptarse de manera sensible a las limitaciones fijadas por Aena y Aviación Civil en lo relativo a las alturas.

La afección toca de lleno a nueve de las 11 grandes torres previstas en el desarrollo del plan. Especial incidencia tiene sobre la actuación que Caixa Galicia mantiene en los antiguos suelos de Repsol y donde estaba programada la ejecución de un edificio de 186 metros, dimensión que habrá de ajustarse a un máximo de 135 metros. Otra de las cuatro construcciones, rebajará su altura de 131 a 129. Justo frente a esta pastilla de terreno, en San Rafael, se localizaban tres torres de 117 metros, que tras los ajustes caerán hasta 95, 103 y 110, respectivamente. En los últimos suelos libres del litoral oeste de la capital, en los sectores de Nereo y Torre del Río, los cuatro inmuebles dibujados, de 105 metros, quedarán acotados a 72, 74, 77 y 80 metros de alto.

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