Cuatro VPO. La junta de gobierno local del Ayuntamiento de Málaga aprobó ayer un crédito de 2,3 millones de euros para construir 33 viviendas, de las que cuatro irán en la parcela de la Judería que dormía el sueño de los justos desde hacía siete años, junto al torreón mudéjar de la calle Granada.
El solar de la calle Granada llevaba siete años a la espera de ser construido. Carlos Ccriado
ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA
Cara de circunstancia ponían los guías turísticos cada vez que enfilaban la calle Granada con visitantes extranjeros o españoles. Si duro resultaba pasar por los restos del extinto palacio de los Gálvez, el solar junto al torreón mudéjar proporcionaba eco de purgatorio a la Ciudad del Paraíso.
Siete años, a modo de condena por un delito que la ciudad no ha cometido, ha permanecido este solar tostándose al sol, paralizado por la paralís administrativa, para desesperación de los antiguos vecinos de la Judería y algunos comerciantes.
Ayer la junta de gobierno local del Ayuntamiento de Málaga dio un paso más para acabar con esta imagen tan decadente: aprobó un crédito de 2,3 millones de euros para construir 33 viviendas protegidas en diferentes calles de Málaga (San Félix Cantalicio, Zamorano, Jara y Churruca).
La buena nueva es que también aparece contemplada la construcción de cuatro viviendas en la calle Granada, en este solar tan poco rumboso de la Judería.
Además de las cuatro viviendas, que irán destinadas a los vecinos de la Judería que fueron desalojados por las obras del Museo Picasso, inaugurado en 2003, la parcela contará con un local para la librería infantil Libritos, que estaba justo en esta zona, y unas oficinas para las dependencias municipales de la Rehabilitación del Centro Histórico.
Precisamente, como informó La Opinión a comienzos de septiembre, ya entonces se intuían los últimos capítulos de este culebrón administrativo pues el Instituto Municipal de la Vivienda (IMV) entregó a la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía el informe de las catas arqueológicas de esta parcela inmovilista, de 233 metros cuadrados.
¿Qué se ha descubierto en esta zona que ha sido frecuentada por los malagueños de los últimos 2.600 años?, lo más interesante ha sido alguna pileta de garum, la salsa de entrañas de pescado que tanto éxito tuvo en los triclinium del Imperio Romano.
La intención del IMV es que las obras de esta dichosa parcela comiencen de una vez en 2011, en cuanto se contrate a la empresa constructora. El presupuesto de esta promoción, local municipal y de la librería incluidos, es de 1,45 millones de euros, con un plazo de ejecución de 18 meses.
Este mismo año se pudo inaugurar el torreón mudéjar, convertido en oficina de turismo.
Una vez que se complete la promoción de VPO el plan es continuar con la urbanización de lo que será una placita entre el torreón y las viviendas.
Además, este espacio permitirá conectar de forma directa la calle Granada con la calle Zegrí y hará posible tener comunicación con la calle Alcazabilla. Quedaría por reconstruirse el mesón de Juan Palomo y un museo sefardí.
No fue un camino de rosas
La historia de la promoción de viviendas comenzó, como mandan los cánones, con la promesa política de una pronta construcción, habida cuenta que habían sido desalojadas cuatro familias de la Judería.
Pero los problemas fueron continuos, empezando por una ordenación urbanística compleja, a expensas de las necesidades del Museo Picasso, y la mala pata de que, justo el día en que se iba a echar abajo un edificio en ruinas, entró una familia de okupas y comenzó un proceso judicial para desalojarlos.
Después vino la modificación del proyecto original por una medición errónea de la parcela por la acumulación de escombros. Las necesarias catas arqueológicas en un sitio que muy bien podría estar cargado de sorpresas también pusieron su granito de arena, sin olvidar que la rehabilitación del torreón mudéjar quedó parada porque la empresa responsable suspendió pagos y hubo que encargar la faena a otra.
En términos estrictamente literarios, la historia de esta promoción de viviendas ha sido un poema. Ahora lo que importa es que cuadren, de una vez, los versos.
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