El proyecto contempla la creación de 266 atraques y una casa de botes con una inversión estimada de 5,2 millones de euros
El reto en el que el Club Mediterráneo pretende embarcarse con la construcción del puerto deportivo previsto en el dique de Levante afronta esta semana una prueba crucial para su futuro: el plebiscito de sus socios. A las 19.30 horas del viernes está convocada la asamblea general extraordinaria de la entidad en la que sus cuatro mil miembros deberán decidir si aprueban o no esta ambiciosa iniciativa. Si deciden seguir adelante, el siguiente paso será solicitar formalmente en septiembre a la Autoridad Portuaria la concesión administrativa por 35 años de la dársena deportiva y los terrenos anexos existentes en la prolongación del dique de Levante -a la espalda de la terminal de cruceros- para crear una marina con 266 atraques y una nueva casa de botes. De hecho, prácticamente no le queda otra opción, ya que el Plan Especial del Puerto contempla la demolición de las instalaciones náuticas actuales para ampliar el muelle destinado a cruceros turísticos y dotar de una mayor anchura la antigua bocana.
«La verdad es que no tenemos más remedio, y así se lo estamos planteando a los socios», afirma el presidente del club, José Agustín Gómez-Raggio, quien se muestra optimista cara a la votación. «La opinión mayoritaria que nos está llegando es la de seguir adelante», reconoce.
Para ir allanando el terreno el propio Gómez-Raggio ha remitido una carta a los socios exponiéndoles que la construcción del futuro centro náutico no solo es «una necesidad para la propia pervivencia de la concesión», sino también «una clara oportunidad para situar a la entidad como un referente entre las sociedades náuticas de España».
En este mismo escrito se deja bien claro que las obras no acarrearían ningún gasto extra para los socios, ya que la previsión del club es que los 5,2 millones de euros en los que está valorado el proyecto se financien con los ingresos procedentes de la cesión de amarres (ya se han presentado 156 solicitudes) y el arrendamiento del restaurante, comercio de efectos navales y taller de reparaciones; además de las reservas existentes en las arcas de la institución y las ayudas y subvenciones de distintas administraciones públicas como la que se pretende pedir al Consejo Superior de Deportes al amparo del Campeonato del Mundo de Vela en la clase 'snipe' que acogerá el Club Mediterráneo en septiembre de 2012. Por ello, la previsión es que la zona náutica esté lista para la competición.
«Las obras se realizarían por fases, a lo largo de los años que sean necesarios y, siempre, a medida de nuestros ingresos, sin pedir préstamos», recalca. En cuanto a los trámites con la Autoridad Portuaria, la legislación actual ofrece la posibilidad de que la concesión se pueda otorgar sin concurso previo al tratarse de un club náutico formado en su mayoría por pequeñas embarcaciones.
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