miércoles, 6 de junio de 2012

Y la tierra se abrió (Málaga Hoy)


Unos 30 metros del embovedado de un arroyo que separa Dos Hermanas y San Andrés se hunden durante la madrugada · Decenas de alumnos cruzaban todos los días por esta franja peatonal para ir al colegio
S. SÁNCHEZ / MÁLAGA | ACTUALIZADO 06.06.2012 - 01:00
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Una vecina observa la zanja abierta tras el hundimiento del embovedado del arroyo.

"Tos pa cá, tos pa cá; dirección pa cá". Un niño de poco más de diez años, recién salido del colegio Espíritu Santo, en Dos Hermanas, trata de ordenar a algunos de sus compañeros y guiarles en una nueva ruta de vuelta a casa. Habituados a deambular sobre el embovedado del arroyo que une esta barriada con la vecina San Andrés, los alumnos de este centro escolar se vieron forzados a dar un amplio rodeo porque el espacio por el que solían cruzar se había venido abajo. 

La tierra se abrió alrededor de las 04:20 de la madrugada de ayer, dejando tras de sí una zanja de 30 metros en la calle Cortijo de Echarte. "Estábamos acostados y escuchamos un tronido muy grande; nos levantamos de inmediato para ver qué había pasado y lo que vimos es que el río se había hundido", cuenta María del Mar, una de las dos vecinas que alertadas ante lo ocurrido dieron aviso a la Policía Local. Su casa, en una planta baja, se encuentra a apenas cinco metros de lo que era una parte más de la calle. 

El cemento y la solería ahora rotos son los que el Ayuntamiento de la ciudad utilizó hace unos diez años para cubrir el canal tras los destrozos ocurridos en las lluvias de 1989 . "Había sido muy cerca y era un ruido muy fuerte; no sabíamos de donde venía", añade María del Mar, que como otros residentes de la zona se pregunta con temor qué hubiese ocurrido si el hundimiento se hubiese producido a primera hora de la mañana. "Si eso hubiese pasado a las 08:30 o a las 9:00... Ése es el paso de los niños que van al colegio, por ahí pasan decenas de niños y personas mayores. Si eso llega a pasar por la mañana no sé lo que hubiese pasado...", confiesa. Mientras ella y su marido no daban crédito a lo que veían en la madrugada, su hijos dormían en la habitación de al lado. 

Nadie sabe con certeza en este momento qué es lo que provocó el socavón, pero las voces de los vecinos apuntan de forma directa a las obras del bulevar sobre el soterramiento de las vías del ferrocarril, situado a apenas centímetros de donde se inició el derrumbe del embovedado. "Esa zona ya de por sí había cedido algo", comenta María del Mar cuando se le pregunta por el motivo de lo sucedido. "Parece que las máquinas al entrar y tocar la parte del embovedado... Pienso que ha podido vibrar un poco y venirse abajo". 

A las puertas del colegio Espíritu Santo se encuentran María y Victoria, vecinas de Dos Hermanas. Aseguran que por la distancia de sus casas no tuvieron conocimiento de lo ocurrido hasta la mañana de ayer. "Todos los que vienen de San Andrés pasan por ahí; pensar que eso mismo se cae a las nueve de la mañana, cuando vienen los niños al colegio; con la de criaturas que pasan por ahí", dice María. 

En el testimonio de Victoria se transmite el descontento de los residentes de estas barriadas del oeste de la ciudad con las actuaciones que en los últimos años llevan a cabo las administraciones. "Como le den un poco de marcha al tren, mi casa se mueve", dice a modo de ejemplo, al tiempo que recuerda cómo el agua acabó inundando varias de las viviendas por las fuertes lluvias de hace unos años. "Tocan una cosa y estropean otra", añade. 

Otros dos vecinos charlan con la mirada atenta a la zanja. "Está claro, las máquinas trabajando, las vibraciones... Ya vieron que esto estaba cediendo, que eso no tiene buena sujeción debajo... Han abierto dos boquetes y han quitado dos vigas de hierro que había...", afirman a modo de conclusión. Especulaciones que la Gerencia de Urbanismo no quiere confirmar o desmentir. El delegado de Ordenación del Territorio, Diego Maldonado, informó de que se está tramitando un expediente de emergencia para reponer a la normalidad el espacio afectado. Según apunta, el objetivo no sólo es actuar en la franja de suelo que se vino abajo, sino ampliar los trabajos a un tramo más amplio para garantizar que no se produzca un nuevo hundimiento. Maldonado dejó claro que lo ocurrido no afecta a una sola de las viviendas cercanas, mientras el concejal de Carretera de Cádiz, Raúl Jiménez, descartó daños en el colegio. Al tiempo, técnicos de una empresa especializada analizan los motivos del derrumbe, en el que pudieron influir el deterioro de la bóveda y las vibraciones de las obras del bulevar. Policía Local y Bomberos aseguraron el perímetro y desplazaron cinco vehículos estacionados.

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