jueves, 22 de noviembre de 2012

El nuevo PGOU ya advertía del elevado riesgo de inundación por los arroyos de la ciudad (Sur)


Los treinta cauces analizados por el estudio hidrológico presentan las condiciones de peligrosidad estipuladas a nivel internacional
No hay que ser un lince para afirmar que los numerosos arroyos que recorren el territorio en el que se enclava Málaga constituyen un considerable riesgo de inundaciones para la ciudad en momentos de grandes precipitaciones, como las del pasado sábado. No obstante, hace apenas dos años que las administraciones tuvieron sobre la mesa un nuevo y completo estudio en el que se demuestra, de forma muy pormenorizada, que las cuencas urbanas son un verdadero peligro para los ciudadanos si no se toman medidas para corregirlas. Se trata del estudio hidrológico elaborado con motivo de la tramitación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), un documento que concluye que todos los arroyos analizados, treinta en total, reúnen las condiciones de peligrosidad estipuladas a nivel internacional, es decir, que presentan un claro riesgo por la probable inundación de sus márgenes en momentos de fuertes lluvias.
Esas condiciones, relacionadas con el calado y la velocidad, se cumplen en la práctica totalidad de los arroyos de la ciudad para un periodo de retorno de 500 años. Ese periodo de retorno es el tiempo medio entre dos trombas de agua por encima de un cierto caudal.
Obras deficientes
Además, el estudio detalla un total de 161 tramos de los cauces en los que las obras de drenaje, encauzamiento o embovedado realizadas años atrás presentan fallos o no cumplen con las condiciones necesarias para prevenir inundaciones. En la zona este de la ciudad, presentan deficiencias en ese sentido los arroyos Pastelero, Mayorazgo-La Caleta, Jaboneros, Jarazmín y Wittemberg. En el entorno del arroyo de las Cañas, al oeste de la ciudad, también se marcan puntos negativos en ese cauce y en los de Jimena, Torino, Salud, Merino, Boticario, Trévenez, Buenavista y Prado Jurado. Y en la zona más al oeste del municipio, sucede lo mismo con otros 14 cauces, entre ellos los arroyos Piedra Horadada, Colmenarejo, Cantos, Rebanadilla, Bienquerido, Cañada de Ceuta y Liria.
En algunos de estos casos, el periodo de retorno del riesgo analizado es de apenas 10 años, lo que arroja una previsión de una alta frecuencia de inundaciones.
El informe también apunta la necesidad de acometer obras para ampliar la sección hidráulica de algunos de estos cauces. Así lo indica para los de Colmenarejo, Cantos y Rebanadilla. Otros 'puntos rojos' sobre los que el análisis pone la lupa son un tramo del arroyo de las Cañas que discurre a cielo abierto por El Cónsul, tramos del arroyo de la Salud que todavía están sin encauzar «en una zona claramente urbana», especifica el estudio, puntos de los arroyos Merino y Trévenez a su paso por el polígono La Huertecilla, y el Boticario, junto al Centro de Transporte de Mercancías. Además, se recomienda limpiar con frecuencia los tramos que presentan más deficiencias para mejorar su capacidad.
El análisis contenido en el PGOU es claro al repetir en todas las cuencas de la capital estudiadas que las deficiencias detectadas en obras de drenaje y encauzamiento tienen gran parte de la culpa de los daños registrados en casos de fuertes trombas. «Un alto porcentaje de las víctimas producidas en inundaciones y de los vehículos arrastrados en los últimos años han tenido su origen en el corte del viario por la lámina de la crecida». «La subestimación de la capacidad de arrastre del agua con calados escasos ha aventurado a numerosas víctimas al uso de los viales inundados, provocando pérdidas humanas y económicas considerables», añade el informe, que es claro a la hora de indicar que la responsabilidad de corregir los fallos detectados corresponde a la Junta de Andalucía, que ostenta las competencias en materia hidráulica. En ese sentido, se le exigen nuevos encauzamientos y que no se hagan más embovedados salvo que no haya otra alternativa.

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