lunes, 20 de octubre de 2008

´Amenazas y coacciones´: cómo atajar el acoso inmobiliario (La Opinión)


El Defensor del Ciudadano dice que es un fenómeno al alza. La publicación explica los ´trucos´ del arrendador y las pautas a seguir por el inquilino
MATUCHA GARCÍA. MÁLAGA En la actualidad cerca de 120 personas en Málaga sufren acoso inmobiliario. Al menos, que conozca el Defensor del Ciudadano, Francisco Gutiérrez. De hecho, el intenso trabajo de esta oficina en relación a lo que se conoce popularmente como casos de ´asustaviejas´ ha despertado el interés de colectivos vecinales de Madrid, Sevilla, Cádiz y Barcelona.Tanto es así que el próximo mes de noviembre verá la luz una publicación que bajo el título ´El acoso inmobiliario. Una lucha desigual. El caso de Málaga´ recogerá todo tipo de detalles sobre este fenómeno, casos prácticos de la provincia y una guía de cómo actúa el acosador y qué debe hacer el acosado. El trabajo ha sido supervisado por Francisco Gutiérrez, que ha contado con la colaboración de profesionales de los colegios de abogados, arquitectos y aparejadores. "Se trata de una guía muy útil para las persona que sean víctimas de acoso inmobiliario. Será el primer libro de España sobre este asunto", declara Gutiérrez.Qué es el acoso. Pero, ¿qué es el acoso inmobiliario? Afecta principalmente a personas mayores, que residen en inmuebles antiguos, situados en una gran parte en los centros históricos de las ciudades. "Se trata de contratos de los años 50 y 60, que se firmaban con carácter indefinido y que son incluso subrogables de padres a hijos. Los alquileres son bajos. No deben olvidar que tienen todos sus derechos como inquilinos si pagan mensualmente y realizan un adecuado uso", reseña.Precisamente, este es uno de los puntos más importantes para salir victorioso de esta particular ´guerra´. El residente debe conocer los "trucos" que emplea el propietario. "Son personas mayores, con pocos recursos que se ven amenazadas y coaccionadas por un individuo que antepone la especulación por encima de todo", dice el Defensor. Y es que éste es el objetivo del arrendador, conseguir obtener los beneficios que hoy día le reportaría ese edificio y esos terrenos con precios actualizados. Para ello todos los mecanismos a emplear son pocos.El dueño suele abandonar el edificio, de forma que la vida en el interior del mismo se vuelva insoportable. Paredes que se caen, zonas comunes intransitables...Para conseguir ganar la batalla es vital no dejar de pagar en ningún momento la mensualidad. "Para que el impago no desencadene en un desahucio el afectado debe ir a un juzgado para plantear el tema e ingresar la mensualidad en el juzgado y librarse de la demanda de impago", indica el Defensor del Ciudadano.Los casos. Éstas son las crudas circunstancias que está atravesando un inquilino particular de la zona de Cruz de Humilladero. Se trata del último caso recibido por el Defensor, en el que la víctima es una persona mayor que acumula más de 50 años como residente en esta casa. Este ciudadano, cumplidor de sus obligaciones durante décadas, ya no interesa para los adinerados planes del dueño.Los conocidos casos de las calles Mariscal, Ancha del Carmen, Félix de Cantalicio, Císter, Carretería o Pajarito son algunos de los que se recogen en esta publicación, de la que se editarán 3.500 ejemplares. Entrevistas con los vecinos, detalles sobre las actuaciones seguidas, fotos de los inmuebles y planos de los edificios ofrecen una completa visión de cada una de estas historias. Detrás de ellas se aloja el drama de decenas de personas. "Se trata de un fenómeno al alza, donde se pisotean los derechos de los inquilinos de renta antigua. Es un problema real que parecía que no existía porque estaba escondido en las tinieblas", dice.El libro incluye además una entrevista con el fiscal antiacoso creado en Barcelona, además de algunas sentencias de esta ciudad que condenan al propietario. Gutiérrez aunque no aboga precisamente por la creación de un fiscal específico para cada materia sí reclama a la judicatura que preste una mayor atención a estas denuncias. La publicación también ofrece un informe especial del relator de la ONU en el que habla de que se trata de un fenómeno en alza en España, dando un toque de atención al respecto.

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