domingo, 22 de marzo de 2009

«La obra del Thyssen estará terminada en otoño de 2010» (La Opinión)

Coordinador de la obra del Museo de Carmen Thyssen

El nuevo coordinador de este proyecto destaca que se está preparando un plan para mejorar las calles del entorno de la futura pinacoteca antes de su inauguración

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA Doce años de trabajo al frente de la Oficina de Rehabilitación del Centro han dado su fruto para José María Gómez Aracil, que está satisfecho por el cambio de imagen de esta zona de Málaga. Ahora comienza una nueva etapa para coordinar la obra del museo para la colección de Carmen Thyssen-Bornemisza.

-Su sustituto al frente de la Oficina de Rehabilitación será Francisco Bravo Lavado. ¿Qué le parece la elección?
-Me parece una magnífica decisión. Lo hará muy bien porque tiene mucha experiencia. La verdad es que, de haber dependido de mí, también lo habría elegido.
-¿Qué le supone dejar la Oficina de Rehabilitación tras doce años al frente de este organismo?
-Cuando se cambia, siempre se enriquece, porque he estado doce años y ya es hora de que entre alguien con nuevas ideas e impulso. He disfrutado mucho porque se ha visto un cambio de imagen en el Centro Histórico. Me encomendaron este trabajo después de estar como gerente de Urbanismo y ha sido una etapa muy bonita, porque el esfuerzo se aprecia.
-¿Cómo ha sido el trabajo de rehabilitación durante estos años?
-Ha sido una actuación de casa a casa, de edificio a edificio. Cuando empezamos el Centro Histórico estaba muy abandonado por un proceso común a todas las ciudades con crecimientos muy rápidos, en los que los habitantes se van a los nuevos barrios. Los habitantes que se quedaron lo hicieron porque estaban atrapados, al no tener posibilidades de irse. Pero teníamos una cosa buena y es que el Centro estaba muy degradado, pero apenas se había modificado. Además, conservaba todas las viviendas del siglo XIX en todo su valor histórico, que es mucho.
-¿Cuál sería el principal hito de la recuperación del Centro Histórico?
-La calle Larios es el hito que ha marcado el cambio en la ciudadanía, ya que con su renovación hubo una nueva percepción sobre el Centro y ahora la ciudad ya percibe la diferencia. De hecho, a partir de ese momento se acometieron las grandes operaciones de rehabilitación y ahora está en una dinámica de atracción inamovible.
-¿Y cuál sería el aspecto más negativo o que se ha quedado en el tintero?
-Ha faltado una armonización entre la oferta y la demanda. Al principio interpreté como positivo que los propietarios de edificios, que estaban dispuestos a dar su inmueble al Ayuntamiento antes de arreglarlo porque no les resultaba rentable, empezaran a ver sus propiedades como una oportunidad de ganar dinero. Eso lo valoraba porque la rehabilitación es misión de los privados y el Ayuntamiento sólo debe apoyarlos. Así que esos beneficios garantizaban que hubiese inversión. Sin embargo, cuando se sobrepasa cierto límite, las viviendas se encarecen demasiado y se hacen más pequeñas para que sean asequibles al comprador. Esta reducción de la superficie crea una población poco estable, ya que sólo son adecuadas para personas sin familia y, en cuanto evolucionan un poco, se van fuera a buscar casas más grandes.
-Las principales calles del núcleo histórico están en buenas condiciones. ¿Hay que dar un nuevo salto a otras cercanas que se han quedado descolgadas?
-Queda mucho por hacer en el Centro. El urbanismo actúa como una mancha de aceite, que se va extendiendo poco a poco, y calles en las que antes no se pensaba, ahora son una prioridad. Ya estamos ante una tendencia imparable. Quedan algunas calles de la antigua medina árabe, aunque se ha actuado sobre la mayoría, pero ahora hay que ir por los arrabales, que también son Centro Histórico, como la calle Victoria o Madre de Dios.
-En estos días comienza a asumir su nueva responsabilidad como coordinador de las obras del museo para la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. ¿Qué cree que aportará este proyecto a la ciudad?
-Cuando los malagueños descubran el Palacio de Villalón, puede que ya nos hayamos olvidado de cómo estaba el edificio, con la fachada llena de gresite. Pero lo cierto es que vamos a recuperar un edificio de principios del siglo XVI, con todos los vaivenes que ha sufrido en su historia, pero uno de los pocos que quedan en Málaga de esa época.
-El Ayuntamiento de Málaga lleva interviniendo en el palacio y su entorno desde hace años. ¿Qué se ha hecho y qué falta?
-La primera actuación fue recuperar el artesonado original del edificio, que es muy valioso y corría el riesgo de derrumbarse. En cuanto el Ayuntamiento obtuvo el edificio, empezamos a actuar en el artesonado porque no son de decorado, sino que sostienen la cubierta y aguantan el tejado. Estaban en muy mal estado y con un riesgo grave de que se cayeran. De hecho, mientras se trabajaba en el edificio se derrumbó uno de los muros, que estaba al límite. Afortunadamente llegamos a tiempo y se pudo recuperar el artesonado. Después hubo una segunda fase de las obras en 2007 para recuperar el Palacio de Villalón, pero sin los remates finales porque en ese momento ya se vislumbró que podía acoger la colección de Carmen Thyssen, en lugar del Museo de la Ciudad como se había previsto.
-No obstante, el Palacio al final es sólo una parte del proyecto, que poco a poco ha ido ampliándose con edificios anexos.
-Por una parte se le unieron los número 6 y 8 de la calle Compañía, donde había una tienda de trajes de novia y una camisería. También se le sumó toda la parte de atrás, hasta la esquina con la calle San Telmo. En principio eso iba a ser todo, porque estaba previsto un doble sótano, con una planta para los servicios del museo y otra para mostrar los restos arqueológicos. Sin embargo, al hacer las excavaciones vimos que los restos romanos estaban mucho más altos de lo que pensábamos y se eliminó una de las plantas de sótano para respetarlos. La solución fue buscar la ampliación del museo fuera de la manzana y de ahí las ampliaciones a los números, 1, 3 y 5 de la calle Mártires. Los dos primeros corresponden con el edificio de ´Suprema´, que además incluye fachada en el número 4 de la plaza de San Ignacio.
-¿Estos últimos edificios se encuentran en buen estado o hay que intervenir mucho sobre ellos?
-El número 5 de la calle Mártires estaba rehabilitado y sólo hay que adaptarlo a su uso como oficinas del museo y sede de la fundación, ya que estaba arreglado como vivienda y estudio de arquitectura. El edificio de la ´Suprema´, que ocupa los números 1 y 3 de la calle Mártires se tendrá que derribar porque está muy modificado desde los años 70. Ya no corresponde la protección que tiene con el propio inmueble, que está muy alterado. Incluso se ha bajado tanto el forjado que en mitad de uno de los cierros se ve el suelo.
-En el verano pasado se contrató la redacción del proyecto definitivo a los arquitectos Rafael Roldán y Javier González, así como las obras de construcción del museo a la unión de empresas formada por OHL, Contrat y Hermanos Campano. ¿Cuándo empezarán los trabajos?
-El proyecto se encuentra redactado y aprobado, por lo que las obras comenzarán ya. La verdad es que hemos tenido muchas dificultades hasta llegar a este punto, porque los restos arqueológicos encontrados nos han obligado a profundizar mucho y se han adoptados medidas cautelares de seguridad. Pero el resultado ha sido muy bueno.
-¿Cómo se van a integrar los restos en el museo?
-Encontramos unos sillares de una antigua empresa de ´garum´, de la que también se conservan varias piletas que se han dejado. El problema era que esos sillares impedían la obra del sótano para instalar los servicios generales. Así que pedimos permiso a la Consejería de Cultura para reubicarlos unos metros más lejos. Al final los sillares se van a quedar de forma que no se descontextualicen y estarán en el pasillo que dé acceso a la visita arqueológica.
-¿Qué plazos se manejan para completar la obra del Thyssen?
-Los trabajos han sido adjudicados con un plazo de ejecución de quince meses y medio, que empiezan ya a contar. No debe haber alteraciones de este plazo porque ha habido mucho trabajo previo para resolver los posibles problemas. De todas forma, si surge cualquier imprevisto hay mucha obra que hacer mientras se resuelvan esos problemas. La idea es que en otoño de 2010 esté terminado el edificio y se empiece a trabajar en montar la colección de la baronesa.
-Cuando se inauguró el Museo Picasso se criticó que no se hubiera arreglado el entorno, un argumento que todavía sigue vigente. ¿Se ha previsto en este caso?
-Hemos aprendido de la experiencia del Picasso y se va a poner de acuerdo, espero, a las partes implicadas para que al término de la obra (técnicos, dirección de obra y Gerencia de Urbanismo, entre otros) para aprobar un plan especial de infraestructuras que adecúe el entorno. Está claro que la calle Compañía y Los Mártires no tienen el pavimento que deberían y también habrá que arreglar el acceso al museo y actuar sobre los rótulos de las calles y cables. También se intentará regularizar el uso para integrarlo en el entorno. Por ejemplo, el museo no tendrá una cafetería porque quita espacio y hay una amplia oferta alrededor del edificio.
-¿Cómo ve la baronesa Thyssen el proyecto del museo, ahora que está definido?
-Está encantada. Siempre se ha sentido muy a gusto en Málaga y ha manifestado su entusiasmo por todo el proceso. Siente que el proyecto es muy querido y que la ciudad está entusiasmada con él, porque ha tenido muchas ofertas para llevar su colección a otras ciudades y siempre ha apostado por Málaga. Está siguiendo muy de cerca cómo evoluciona y cuando quiere definir cómo es el proyecto dice que es ´divino´.

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