domingo, 22 de marzo de 2009

Postales del abandono (SUR)

Una treintena de edificios del Centro están declarados en ruina. Su deterioro perjudica notablemente la imagen de un Centro en recuperación

DATOS
Edificios declarados en ruina en el ámbito del Centro Histórico.
Alameda de Colón,7.
Alta, 10.
Beatas, 33.
Carrera de Capuchinos, 19.
Carretería 54, 68 y 9.
Cobertizo del Conde 13 y 26.
Compañía 9.
Cruz del Molinillo 16 y 34.
Curadero 6.
Don Juan de Málaga 1.
Guerrero 6.
Madre de Dios 10, 19 y 21.
Marquesa de Moya 3.
Pasaje de Gordón 6.
Pasaje de Clemens 10.
Postigos 41, 45 y 49.
Mártires 17.
San Juan 23.
San Pedro de Alcántara 4.
Somera 11 y 9.
Tomás de Cózar 17.
Trinidad Grund 3.
Vendeja 2.
Vital Aza 4.
Proceso para declarar un inmueble en ruinas
Motivo: Un edificio se declara en ruinas cuando el coste de las reparaciones necesarias para devolverle la estabilidad y consolidación estructural supera la mitad del coste de lo que valdría hacerlo de nuevo.
Declaración: El expediente puede ser abierto de oficio por el municipio o a petición de la parte interesada.Son borrones que se resisten a ser eliminados en la historia que desde hace más de una década escriben los promotores que apuestan por la rehabilitación de los edificios del Centro Histórico. En el corazón de la ciudad se mantienen en pie una treintena de inmuebles para los que actualmente está abierto un expediente de declaración de ruina. El Ayuntamiento ha activado un plan para evitar que el futuro de estas construcciones continúe siendo el abandono y el deterioro. Sin embargo, su realidad denota que los funcionarios de la Gerencia Municipal de Urbanismo tendrán que emplearse a fondo para frenar la degradación de unas edificaciones que ofrecen una mala postal para los turistas que transitan por el casco antiguo. SUR ha visitado algunas de ellas.
El recorrido comienza por la céntrica calle San Juan. Su número 23, un hermoso edificio del siglo XVIII que contaba con el máximo grado de protección arquitectónica, enmudece en una de las vías con más actividad comercial de esta parte de la ciudad. «El Ayuntamiento tendría que haber obligado al dueño a arreglarlo, ahora ya no hay nada que hacer, aunque, claro, lo tiene más fácil para construir apartamentos», comenta María Dolores Soria, propietaria de una zapatería cercana. El inmueble tuvo un inquilino que, con la declaración firme de la ruina, se vio obligado a abandonarlo. Su último uso antes del total descuido ha sido una pequeña tienda de ultramarinos a la que los comerciantes del entorno denominaban 'El Corte Inglés' porque tenía casi de todo. Urbanismo ha incluido este caso en el Registro de Solares y Edificaciones Ruinosas, por lo que la propiedad tiene un año de plazo para pedir licencia de rehabilitación. En caso de no hacerlo, el Consistorio pondría el edificio en una situación de venta forzosa.
Unas calles más arriba, en el número 9 de Compañía, se encuentra otro de los inmuebles declarados en ruina, si bien su aspecto externo no es tan pésimo como el de otros. En este caso, todavía permanece abierto un comercio en su planta baja. Se trata de una joyería que lleva casi veinte años en este lugar y que tiene recurrida la declaración de ruina, que se inició en el año 2002. «Los dueños han ido abandonado la casa con el objetivo de que se declarara en ruinas y poder echarnos», asegura Ana Granelli, quien denuncia que le han cerrado el acceso al portal del edificio, por lo que no puede recoger la correspondencia, y le han cortado el agua. «Está claro que quieren que nos vayamos, pero la ruina la han provocado ellos», añadió el marido de la joyera.
Calle Mártires
Cerca de allí, en la esquina entre la calle Mártires y la plaza de San Juan de Dios, se mantiene en pie un gran caserón con una fachada de ladrillos sobre el que también pesa una declaración de ruina. María del Carmen Narváez, propietaria de una tienda de ropa de segunda mano cercana, lamenta el estado en el que ha quedado el edificio tras años de abandono. «Hace algún tiempo entraron 'okupas' que agravaron aún más su deterioro. Se está viniendo abajo por dentro, cada vez contiene más escombros», explica Mari Carmen, que también llama la atención sobre el estado de abandono de otros inmuebles de la calle Mártires. «Algunos quedarían muy bien si se rehabilitaran. Esperaremos a ver si el Museo Thyssen termina de impulsar toda esta zona», concluye.
La calle Carretería tampoco escapa a este tipo de situaciones pese a servir como ronda de tráfico del núcleo peatonal del Centro, y haber experimentado algunas mejoras en el estado de sus inmuebles gracias a algunos proyectos de rehabilitación y de obra nueva. No obstante, tres de ellos están declarados en situación de ruina. Uno es el número 54, que albergó una sucursal bancaria hace años. «Ya estamos acostumbrados a verlo, pero es verdad que puede llevar más de una década cerrado sin que nadie haga nada», señala Ana Gómez, que regenta una tienda de comestibles justo enfrente. «Lo que es una vergüenza es el solar que tenemos detrás, en la calle Gigantes. Cada vez se acumulan más basuras y escombros», añade sobre una de las parcelas que acogerá uno de los proyectos de viviendas diseñados por la Junta de Andalucía para este sector del casco antiguo.
Más abajo, el número 9 encierra tras la que fue su hermosa fachada la triste historia de su degradación. «Este edificio era precioso pero, como el Ayuntamiento no se preocupa por nada, se quedó abandonado y entraron a robar y partir las columnas de mármol de su patio», relata Eduardo del Rosal, que hace seis años abrió un comercio junto al inmueble. «Ahora ya no queda nada, sólo la fachada, que se está cayendo a pedazos, cualquier día se desprende el balcón que todavía conserva y mata a alguien», insiste.
Madre de Dios
Termina el recorrido en la zona norte del Centro. En concreto, en la calle Madre de Dios, donde están declarados en ruina los edificios situados en los números 19 y 21, y el emplazado en el número 10 de la vía. La situación de deterioro resulta especialmente llamativa en este inmueble cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII, si bien fue reformado en los años veinte del siglo XIX, como demuestra una placa situada sobre su hermosa portada. En ella sobresale un ventanal ovalado con una reja de forja que oculta la degradación interna de la casona, cuya fachada está cubierta por una lona para evitar desprendimientos. Ante su portón de madera se acumulan las bolsas de basura que convierten lo que fue un edificio señorial en algo más parecido a un contenedor.
Urbanismo ha tramitado en los últimos diez años más de 200 expedientes de ruina en el Centro Histórico. De ellos, 168 derivaron en la concesión de licencias de obra para proyectos de reforma o de construcción de un nuevo edificio, y nueve fueron objeto de venta forzosa por el Ayuntamiento ante la dejadez de sus propietarios. Más de treinta permanecen abiertos por procesos judiciales que se eternizan en los tribunales o por tramitaciones municipales que se complican y se prolongan durante años. Mientras tanto, el abandono se hace cada vez más evidente en algunas de las joyas arquitectónicas que, ocultas por grietas y carteles publicitarios, se mantienen en pie.

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