domingo, 29 de marzo de 2009

Las inmobiliarias venden lo que los bancos no quieren (SUR)

La entidades financieras acumulan una creciente bolsa de casas que los promotores han sido incapaces de colocar y recurren a las agencias para su comercialización, con descuentos que rondan el 30%


PISOS CON DESCUENTO
Algunas ofertas que se pueden encontrar en la provincia (extraídas de la web www.kinos.es):
Benalmádena: Un dormitorio, 150.000 euros; dos dormitorios por 162.000; de tres, con dos garajes, por 237.000. Estudio por 115.000 euros. Apartamento en Arroyo de la Miel por 135.500 euros.
Torremolinos: Centro del municipio. Un dormitorio por 126.000 euros. Otros casos: un dormitorio por 128.000 euros; un dormitorio por 111.000 euros.
Fuengirola-Mijas: Apartamentos a 100 metros de la playa por 150.000 euros. Otros casos: un dormitorio por 136.000 euros; Las Lagunas, dos dormitorios por 153.000 euros.Los bancos se han convertido, a su pesar, en los primeros promotores de viviendas de Málaga. En la provincia más de 20.000 pisos nuevos están sin vender, y se estima que uno de cada cuatro podría acabar a medio plazo en manos de las entidades que financiaron su construcción.
Las entidades de crédito no gestionan propiedades, sino dinero, y en este momento su afán es hacer líquidas todas aquellas promociones que ahora constan como patrimonio. Aunque muchos tienen su propia división comercializadora, cada vez es más frecuente que se pongan en manos de las inmobiliarias, que han visto una nueva oportunidad de negocio dando salida a un stock que llega con descuentos del 30%.
Carmen Morales, directora comercial de Kinos en Málaga, explica que hay muchas promotoras que no han podido hacer frente a la crisis y han cedido importantes paquetes de viviendas a los bancos a cambio de no seguir pagando hipotecas. «Pero el banco no las quiere, lo que quiere es el dinero, por lo que las viviendas salen de nuevo al mercado».
Aunque prefiere no hablar de chollos, Morales reconoce que hay oportunidades para conseguir buenos precios. «Tenemos viviendas muy interesantes, pero no hay gangas. Algunas han pasado de 200.000 a 150.000 euros, eso ya está en el mercado y no va a bajar más».
Oportunidades
En la capital, las barriadas más populares son las que ofrecen mejores precios. Pero para encontrar verdaderas rebajas hay que acudir a la Costa del Sol. En Benalmádena, por ejemplo, ya es posible encontrar promociones de obra nueva con pisos de un dormitorio por 150.000 euros, dos, por 162.000 y de tres (con dos garajes) por 237.000.
A su vez, en el centro de Torremolinos se ofrecen pisos de un dormitorio por 126.000 euros, con posibilidad de conseguir hasta el 90% de la hipoteca. «Hace unos meses valía 50.000 euros más».
Un tercer caso: en Fuengirola y Mijas, a cien metros de la playa, un pequeño edificio con varias viviendas sin vender ofrece apartamentos por 150.000 euros.
«El comprador se tiene que dar cuenta de que es el momento de comprar y que no compensa meterse en uno de segunda mano, donde hay que hacer reformas, sin garaje y con peores calidades», es la conclusión a la que llega esta experta.
Entre los potenciales clientes, además de personas que buscan una segunda vivienda, turística, llama la atención la vuelta de un prototipo que estaba en franco retroceso, como es el de los inversores, ante la inestabilidad de la Bolsa y los bajos tipos de interés.
Desde las filas de los promotores, aunque reconocen que algunas viviendas nuevas han pasado a los bancos por las dificultades para venderlas, consideran que aún no está muy extendido. «No me extraña, el banco actúa por morosidad a partir del tercer mes impagado, y también puede haber procedimientos negociados. Las cosas van mal sin paliativos», comenta José Prado, presidente de la Asociación de Constructores y Promotores (ACP).
De costo
Para el secretario general de la entidad, Juan Moreno, «los bancos han esperado hasta última hora para no quedarse con los pisos, quieren el dinero. Otra cosa es que hayan llegado a acuerdos amistosos, pero no hay muchos».
A su juicio, ahora es la ocasión porque los empresarios están dejando de ganar parte o todos sus beneficios. Pero se muestra optimista: «Cuando el stock de viviendas que están sin vender se acabe los precios volverán a su cauce. Las viviendas tienen que valer lo que tienen que valer».

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