Tres meses han tenido que pasar para que el Ayuntamiento de Benalmádena ejecutara ayer el cierre inmediato de un aparcamiento sin licencia municipal ubicado en la urbanización Tío Charles, sobre el que pesaba un decreto de desalojo desde el pasado 29 de julio. La chispa que propició la actuación de urgencia por parte del alcalde, Enrique Moya, fue el escrito remitido por una veintena de vecinos de esta zona residencial de Benalmádena Pueblo en la instaban a la Policía Local y al Área de Urbanismo a que procedieran al desalojo y cierre del garaje privado habilitado en los bajos de sus viviendas.
El decreto del 29 de julio, dictado por el teniente de alcalde, Jesús Fortes, establece que el aparcamiento, ubicado en la avenida de los Botijos, «no se adecua» a la normativa vigente en cuanto a la altura libre (se exige un mínimo de 2,5 metros) y a las dimensiones de las plazas (5x2,5 metros, con un ancho de calle mínimo de 5,5 metros), motivos por los cuales se desestimó la petición de licencia de obras solicitada por su propietario a comienzos de año.
Sin embargo, una inspección de la Policía Local confirmó que las obras se habían ejecutado «sin la obtención de la preceptiva licencia» y que incluso se habían puesto a la venta las 43 plazas para coches y tres para motos habilitadas en el garaje.
Cierre y desalojo
Ante esta situación, se requirió al propietario a que procediera al cierre y desalojo del local, además de instarle a legalizar las obras subsanando los incumplimientos anteriormente citados. Del mismo modo, se ordenó a la Policía Local que vigilara el cumplimiento del decreto y que procediera al precintado del recinto.
Tres meses después, la situación seguía siendo la misma, por lo que los vecinos volvieron presentar el martes un nuevo documento en el Ayuntamiento, el décimo en este periodo. «En este tiempo nadie ha hecho nada, ni el propietario por arreglar la situación ni el Ayuntamiento por ejecutar el decreto», denunciaba ayer un representante vecinal. El Grupo Municipal de IU también se hizo eco de la demanda vecinal y de su preocupación ante el hecho de que las instalaciones no reuniesen las medidas de seguridad. En este sentido, cabe recordar el incendio que se produjo en junio de 2008 en otro aparcamiento de la misma avenida en el que ardieron medio centenar de vehículos y los residentes tuvieron que abandonar sus casas de madrugada. «Tenemos una chimenea bajo nuestras casas», alertaban ayer los vecinos.
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