Potenciar las labores de prevención y vigilancia para que nadie se salte a la torera los permisos de obra, ya sean para construir un chalé o para alicatar un baño. Ese será el caballo de batalla de la unidad de inspección de la Delegación Municipal de Urbanismo, según adelantó ayer su responsable, el concejal Pablo Moro. «Intentaremos no llegar a la sanción y que éstas se reduzcan a cifras casi anecdóticas», apuntó el edil, que estuvo acompañado del director general del área, Juan Carlos Fernández-Rañada. El mensaje es claro: «En urbanismo ya no vale todo».
En esta nueva andadura los inspectores reforzarán las visitas a pie de obra en varias fases de la construcción - tirada de cuerda, inicio de la estructura y antes de la finalización de los trabajos- para ir verificando el grado de cumplimiento del proyecto autorizado. «El objetivo es que cuando se tenga que otorgar la licencia de primera ocupación todo esté correcto y no haya que llegar a la sanción». Además, contarán con tres vehículos más -motocicletas para ganar en agilidad- para no dejarse ninguna obra en el tintero. Sobre los plazos para conceder licencias, Moro recordó que en caso de obra menor no llega a los quince días mientras que para obra mayor el objetivo es acortar la tramitación para que a medio plazo no se demore más de dos o tres meses.
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