sábado, 27 de marzo de 2010

MÁLAGA Málaga suma Atarazanas a la nueva cara del centro histórico. (SUR)

LOS DATOS

16 de abril es la fecha inicialmente prevista para la reapertura de los puestos en Atarazanas.

26 meses es la duración de los trabajos de rehabilitación y la construcción de los puestos.

12,6 millones de euros han costado las obras, e incluyen el mercado provisional y el antiguo.

Decenas de ciudadanos se agolpan en las ocho entradas del mercado, donde ya han desaparecido las vallas de obra, con la mirada fija en la puerta almohade recién restaurada, en la estructura de forja que se eleva hacia el cielo, en la vidriera de vivos colores, a juego con los de los propios puestos. La expectación por ver cómo ha quedado es común a usuarios y comerciantes. Dentro, una comitiva encabezada por el alcalde, Francisco de la Torre y el secretario general de Relaciones Institucionales y Coordinación del Ministerio de Fomento, Fernando Puig de la Bellacasa, recorren los pasillos de unas Atarazanas que poco tienen que ver con el recinto decrépito e insalubre que los arquitectos (María José Aranguren y José González Gallegos) y el equipo de la constructora Sacyr se encontraron hace ya más de dos años. En apenas tres semanas la vida volverá a fluir entre pasillos donde ya se puede imaginar el eco de los vendedores pregonando sus mercancías.
La restauración del edificio ya es una realidad y, como coinciden en destacar tanto el regidor como el responsable de Fomento durante el acto de entrega de llaves, ya se ha convertido en un elemento de atracción turística y ciudadana -como ocurre en la Boquería de Barcelona, Valencia o Madrid- que se suma a los atractivos comerciales, culturales, residenciales y de ocio de la nueva faceta del centro de Málaga.
Las obras han permitido, de una parte, recuperar su carácter histórico y monumental; y de otra, mantener todos los puestos de venta (son 260 aunque tras agruparse dan lugar a 133 actividades comerciales) en las tres naves -carne, pescado y fruta y verdura- con una imagen radicalmente distinta y con sus servicios ajustados a los estándares actuales de calidad y seguridad.
Se ha demolido la entreplanta existente en la nave de pescado, lo que deja un eje central que conecta visualmente la puerta principal con la gran vidriera. También se ha rehabilitado la estructura de forja que sostiene todo el inmueble, que queda a la vista, y las cubiertas, con dos acabados: la nave central, la de pescadería, se cierra con cristal de Sieves de cinco milímetros de espesor, al que se ha aplicado un tratamiento para reducir el calor. Mientras, las laterales se rematan con tejas planas cerámicas de color verde y amarillo, y con un diseño idéntico al que figuraba en el proyecto original de de Joaquín Rucoba de 1879.
Otro eje ha sido la restauración de las vidrieras que cierran el recinto por el norte -pese a ser un elemento añadido posterior, se considera un referente ciudadano del conjunto- para lo que fue necesario desmontarlas pieza a pieza y tratarlas para devolverles el color original tras décadas de suciedad acumulada. Finalmente, se ha rehabilitado el torreón árabe que preside el acceso principal, que se encontraba muy deteriorado.
Contrastes
En cuanto al diseño de los puestos, la premisa de que todos los comerciantes pudieran tener su plaza original ha obligado a reducir sus dimensiones para que las zonas de paso tengan la anchura legal, aunque los arquitectos explican que el diseño aporta otras ventajas, como el hecho de que las esquinas no tengan columnas, con lo que ganan en visibilidad.
Se ha realizado con una estructura metálica, panelados con prefabricados y acabados en aluminio y piedra, más fáciles de limpiar. En cuanto a su fachada, desarrollan secuencias de rectángulos de colores vivos, de manera que la imagen contemporánea contraste con la decimonónica del envoltorio. Cada puesto dispone de su propia climatización, cámaras frigoríficas, vitrinas, mostradores y estantes, mientras que las redes eléctricas y de comunicaciones discurren por la cubierta.
La financiación de los trabajos se ha llevado a cabo de forma conjunta entre el Ministerio de Fomento -con cargo al 1% cultural- y el Ayuntamiento de Málaga al 50%, con un presupuesto total de 12,6 millones de euros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario