El hallazgo se produjo por casualidad en los trabajos de puesta en valor de la capilla, que quedará totalmente abierta a partir del lunes
27.03.2010 -
NIEVES CASTRO
MARBELLA.
Por casualidad, como casi todos los descubrimientos. Este ha tenido lugar en los trabajos de puesta en valor que se han desarrollado en la Capilla de San Juan de Dios, que quedará abierta totalmente para su visita a partir del próximo lunes. Los operarios de la empresa que ha acometido la reforma del inmueble, Oreco S. A., se han topado con un trozo de historia.
Dos arcos originales del que fuera el Hospital Real de Marbella, fundado por los Reyes Católicos y al que tras la conquista de la ciudad asignarían una doble función a caballo entre la sanidad y la caridad.
Enterrados entre capas de cal y argamasa han salido a la luz estos dos arcos de medio punto, de ladrillo rojizo, que forman parte del muro de carga de la construcción, y que se sitúan en la parte más cercana al altar mayor.
«A raíz de la obra que estaba haciendo el Ayuntamiento en el 'Hospitalillo', tuvimos que sacar las imágenes y los enseres porque por los golpes se caía parte de nuestra pared», recuerda Federico Vallés, hermano mayor de la cofradía de La Pollinica. Sin embargo, el infortunio se reveló en oportunidad.
Replanteamiento
Los cascotes de pared desprendidos en la vieja capilla del hospital dieron paso a una reforma tras las fiestas de Navidad, a priori, no tan ambiciosa como finalmente ha resultado. Bajo la dirección del arquitecto Rafael Lobón, responsable de la rehabilitación del artesonado en los 90, y descarnando las paredes de la derecha de la capilla, los albañiles dieron cuenta del hallazgo, dos arcos del siglo XVI. El más espectacular, de cuatro metros de alto por casi otros cuatro de ancho, se ha descubierto en el muro sur del ábside, un inmenso vano, aunque rebajado, donde anteriormente sólo existía una puerta que conectaba con la sacristía. El segundo arco, hermano menor del primero, a juzgar por sus dimensiones, de unos cuatro metros por unos tres de ancho se ocultaba bajo el aspecto de una tosca hornacina que custodiaba la imagen de la Oración en el Huerto.
El descubrimiento hizo replantearse el alcance de las obras que han contado con un presupuesto de 45.000 euros y con las que también se han dado respuesta a viejos problemas como el que planteaba la subida al coro mediante una estrecha y sinuosa escalerilla de mano. A partir de ahora, el acceso al coro se realizará con una escalera de caracol de hierro. No son las únicas novedades, la iluminación del artesonado o de las propias imágenes han ayudado a configurar una nueva cara, algo más cercana a la que disfrutaron los integrantes de la orden hospitalaria de San Juan de Dios en el siglo XVI.
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