jueves, 6 de octubre de 2011

La semana de la Arquitectura (La Opinión)


Igual que la buena educació o cultura; la arquitectura tiene la capacidad de enriquecernos o amortiguarnos







IÑAKI PÉREZ DE LA FUENTE Lewis Carroll era un gran matemático que trasladaba continuamente conceptos numéricos a su mundo narrativo, juegos de la medida o el tiempo, como ir más rápido cuanto más lento se avanza, caer despacio, experimentar el tamaño de una mesa como si de una monumental catedral se tratase, convertir una casa en un vestido, celebrar el no cumpleaños…De todas las transgresiones espacio-temporales que se encuentran en su obra, simpatizo especialmente con el histriónico grupo que celebra felices no cumpleaños. 364 felices no cumpleaños son mejores que un feliz cumpleaños. Nunca me parecieron tan locos…

Estamos en la Semana de la Arquitectura, una semana en la que los distintos Colegios de Arquitectos, el de Málaga entre ellos, organizan actividades en un acercamiento necesario de la Arquitectura y los arquitectos a las ciudades para las que trabajan y a las que sirven. Como decía Ludovico Quaroni (cuyo libro «Ocho Lecciones de Arquitectura» me entusiasmó de estudiante), para que la arquitectura sea Arquitectura ha de ser capaz de despertar las emociones en sus habitantes. Y no es otra cosa lo que se pretende cuando, envuelta la profesión en circunstancias tan adversas, siguen, seguimos los arquitectos queriendo dar una muestra de la belleza de este oficio y trasladar a todos las infinitas posibilidades del espacio, en cuya transformación trabajamos. Conferencias, visitas guiadas a edificios, estudios de arquitecturas de puertas abiertas, exposiciones de arquitecturas, son algunas de las actividades que acompañan estos días.

A pesar de la trascendencia de la Arquitectura en nuestras vidas y ciudades, es una disciplina cuya complejidad no siempre se sabe trasladar bien a la sociedad a la que va dirigida, que en ocasiones mira con cierto recelo sus manifestaciones. Igual que la buena educación, cultura, o alimentación nos hacen mejores; la arquitectura tiene, como las buenas o malas compañías, la capacidad de enriquecernos, desarrollando mejores versiones de nosotros mismos, o amortiguarnos, reduciendo el despliegue de nuestras cualidades. Construir una ciudad mejor no consiste solo en hacer mejores o más bellos edificios, sino que supone crear entre todos el mejor marco vital posible. Porque a fin de cuentas, si vivimos juntos las ciudades es para vivir mejor. Y para ello, la Arquitectura es fundamental.

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