Los expertos aseguran que la situación es óptima para adquirir buenas oferta. El miedo disuade al consumidor
El abaratamiento de los pisos de segundo mano podría representar un estímulo para el negocio inmobiliario, aunque los expertos, a juzgar por sus impresiones, no parecen tenerlo tan claro. Por el momento, señalan, la caída de los precios no se ha visto correspondida por una multiplicación de los ventas, pero sí permite localizar ´chollos´ en el elevado ´stock´ de casas usadas debido a que ahora no se venden como antaño.Las razones son variadas, si bien la mayoría apunta a la bajada del poder adquisitivo y, sobre todo, a las cábalas, unas veces erróneas, otras acertadas, de los propios consumidores.Cayetano Rengel, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, apunta al error más frecuente entre los compradores, que, en su opinión, parten de la premisa falsa de que los precios continuarán en declive durante los próximos meses. "La bajada tendrá un límite y no distará en exceso de la que ya se está dando. Eso, sin duda, está perjudicando a las ventas", dice.Al igual que Rengel, la presidenta de la Asociación de Usuarios del Mercado Inmobiliario, María Elena Narváez, también cree que se trata de un momento óptimo para adquirir una vivienda de este tipo, extremo que comparte con José Antonio Pérez, director de la cátedra inmobiliaria del Instituto de Prácticas Empresariales (IPE). Este último va más allá y añade una nueva variable al asunto, concretamente, la de la oportunidad. En este sentido, el especialista sostiene que no sólo es momento de invertir, sino también de elegir la oferta con mejores prestaciones. Además, sugiere un dato a tener en cuenta: el potencial económico de los extranjeros sigue siendo mayor y, por tanto, la competencia en la demanda está en guardia.A la hora de analizar el mercado de los pisos de segunda mano, Pérez distingue entre las casas antiguas, cuyos precios intentan ajustarse con lo que la demanda está dispuesta a pagar, y las que están sin usar, que andan en un momento diferente. "Evidentemente éstas no son una ganga porque los propietarios tienen que recuperar", indica.
El abaratamiento de los pisos de segundo mano podría representar un estímulo para el negocio inmobiliario, aunque los expertos, a juzgar por sus impresiones, no parecen tenerlo tan claro. Por el momento, señalan, la caída de los precios no se ha visto correspondida por una multiplicación de los ventas, pero sí permite localizar ´chollos´ en el elevado ´stock´ de casas usadas debido a que ahora no se venden como antaño.Las razones son variadas, si bien la mayoría apunta a la bajada del poder adquisitivo y, sobre todo, a las cábalas, unas veces erróneas, otras acertadas, de los propios consumidores.Cayetano Rengel, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, apunta al error más frecuente entre los compradores, que, en su opinión, parten de la premisa falsa de que los precios continuarán en declive durante los próximos meses. "La bajada tendrá un límite y no distará en exceso de la que ya se está dando. Eso, sin duda, está perjudicando a las ventas", dice.Al igual que Rengel, la presidenta de la Asociación de Usuarios del Mercado Inmobiliario, María Elena Narváez, también cree que se trata de un momento óptimo para adquirir una vivienda de este tipo, extremo que comparte con José Antonio Pérez, director de la cátedra inmobiliaria del Instituto de Prácticas Empresariales (IPE). Este último va más allá y añade una nueva variable al asunto, concretamente, la de la oportunidad. En este sentido, el especialista sostiene que no sólo es momento de invertir, sino también de elegir la oferta con mejores prestaciones. Además, sugiere un dato a tener en cuenta: el potencial económico de los extranjeros sigue siendo mayor y, por tanto, la competencia en la demanda está en guardia.A la hora de analizar el mercado de los pisos de segunda mano, Pérez distingue entre las casas antiguas, cuyos precios intentan ajustarse con lo que la demanda está dispuesta a pagar, y las que están sin usar, que andan en un momento diferente. "Evidentemente éstas no son una ganga porque los propietarios tienen que recuperar", indica.
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