martes, 10 de febrero de 2009

El urbanismo salvaje gana terreno en el interior de la provincia (La Opinión)

El fiscal jefe asegura que siempre se está solicitando la demolición del edificio que vulnera la legalidad urbanística

J. A. SAU. MÁLAGA Marbella es el ejemplo de lo que puede hacer con una ciudad el urbanismo desaforado. La masificación que sufre la Costa del Sol es evidente en todas y cada una de las localidades del litoral, aunque en los últimos años el interior ha ganado terreno en estas prácticas. Si en la franja costera la mayor parte de los casos estaba relacionado con grandes urbanizaciones ilegales, en el interior de la provincia lo habitual es la construcción de casas irregulares sobre terrenos calificados en la ley como rurales.
Tanto el coordinador de la sección de Medio Ambiente de la Fiscalía, Juan Calvo-Rubio, como el fiscal jefe de Málaga, Antonio Morales, reconocen que esta tendencia se ha dado en los últimos años. "El interior gana terreno. Son otro tipo de casos. En la Costa del Sol eran las grandes urbanizaciones y en el interior son las pequeñas casitas, que no es que no hagan daño. Muchas veces se piensa que eso no hace daño, el problema es que todos queremos hacernos una pequeña casita y cuando salimos al campo no es lo mismo. Hay bastantes más del interior que del litoral", reflexiona Calvo-Rubio.
Para Morales, "estos delitos son muy graves y permanecen en el tiempo. La Fiscalía va a seguir siendo beligerante en la lucha contra estos ilícitos y, de hecho, se está pidiendo la demolición de las construcciones irregulares en todos los escritos de acusación. Por cierto, éstas son muy efectivas".
Antonio Morales también entiende que la Sección de Medio Ambiente está funcionando muy bien y ya "está consolidada. Ahora de lo que se trata es de apoyarla y profundizar en la materia, pero los cimientos son muy firmes y el área es muy eficaz". También expresa un deseo: "Lo ideal sería que pronto hubiera otro fiscal más en Medio Ambiente".
Otra paradoja que destaca Morales es la siguiente: "Lo lógico después de tantas condenas por delitos contra la ordenación del territorio es que se cometieran menos infracciones urbanísticas, pero cada vez hay más diligencias previas".
La permanencia en el tiempo de estos delitos es evidente: sólo basta coger el coche y darse una vuelta por algunos pueblos del Valle del Guadalhorce.

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