lunes, 22 de marzo de 2010

BENALMÁDENA De complejo de mayores a urbanización de lujo. (SUR)

Los afectados, todos con más de 55 años, pretenden llevar el caso a la Fiscalía al sentirse víctimas de una presunta estafa Los vecinos de Sensara Benalmádena llevan cinco años a la espera del centro asistencial que les ofrecieron como gancho
22.03.2010 -
FRANCISCO JIMÉNEZ pjimenez@diariosur.es
BENALMÁDENA.
De complejo de mayores a urbanización de lujo
El complejo Sensara está formado por 150 apartamentos, de los que una treintena aún permanecen sin vender. :: F. JIMÉNEZ
Hilaria y Luis fueron los primeros en adquirir un apartamento en el complejo residencial Sensara, en Benalmádena. Era el año 2002 y sólo se había puesto la primera piedra, pero nada más pisar la oficina de ventas, este matrimonio de ancianos quedó maravillado con una instalaciones propias de una urbanización de lujo (amplios jardines, SPA, club social, piscina, lavandería, peluquería e incluso una capilla), pero sobre todo, con la garantía de contar con unos servicios asistenciales que les asegurarían una vejez tranquila. Ubicada a medio camino entre Arroyo de la Miel y Benalmádena Pueblo y con unas vistas privilegiadas, la urbanización se puso en marcha a través de un plan parcial aprobado por el Ayuntamiento mediante el cual el suelo propiedad del Grupo Suite pasaba a tener la calificación de sanitario-asistencial, lo que permitió incrementar la edificabilidad de 65 a 150 apartamentos.

En el proyecto también figuraba la construcción de una residencia privada de 91 habitaciones concebida para un uso sanitario, con un cuadro médico al que también podrían acudir los vecinos de Sensara cuando así lo necesitasen. Ése fue el gancho que atrajo a la mayor parte de los inquilinos, todos mayores de 55 años que vieron en este complejo sanitario-asistencial (así se le denomina en la licencia de primera ocupación concedida en agosto de 2005) el lugar ideal para envejecer. Cinco años después, la residencia ni está ni se le espera. «Teníamos un piso en Arroyo de la Miel y nos vinimos aquí por todos los servicios que se prestaban. Mi marido está enfermo y, como no tenemos hijos, estamos solos con la única ayuda de los vecinos», se lamenta Hilaria, de 70 años. «Somos pensionistas, así que después de invertir 300.000 euros por un apartamento, no me queda nada para irme a una residencia», agrega otra vecina, para quien la única salida sería la resolución del contrato. «A ver quién vende ahora el piso», reconoce, a tenor de que la promotora aún no ha conseguido vender 32 de los 150 inmuebles.

El geriátrico no figura ni en el contrato ni en la memoria de calidades ni en las escrituras. Sí se menciona en los estatutos de la comunidad de propietarios, aunque sólo para indicar que dentro del complejo está previsto un centro de servicios sociales autorizado por la Junta de Andalucía en octubre de 2002 y que será explotado por su propietario mediante un contrato de prestación de servicios. Nada más. Ni plazos ni obligaciones. Sin embargo, los vecinos se agarran a estos estatutos, que sí que aparecen en las escrituras, para exigir su construcción o bien la resolución del contrato de compraventa.

300 euros de comunidad
Algunos han acudido incluso a la vía judicial para recurrir unos estatutos que consideran abusivos, ya que el mantenimiento de todos los servicios, unido a la cesión a la comunidad de la gestión del restaurante les obliga a abonar unas cuotas de 300 euros mensuales, además de continuas derramas. Otros, incluso van más allá y amenazan con acudir a la Fiscalía de Málaga al entender que han sido «víctimas de una estafa». «Llaman complejo asistencial a algo que al final se ha convertido en una urbanización de lujo. Vinimos por la residencia, no por el SPA ni el club social», reitera otro residente.

Distinta interpretación
Unas opiniones que, lógicamente, no comparten en Grupo Suite. La promotora asegura que el proyecto «sigue vivo» y que se pondrá en marcha en cuanto se den las condiciones de viabilidad. «Existe el proyecto, pero en ningún momento se dijo que fuera a ejecutarse de forma simultánea a los apartamentos. Ni en el contrato ni en nada se asume tal compromiso; se confunde el hecho de que esté proyectado con que se vaya a construir ya; la residencia era un aliciente más», afirma su director general, Salvador Méndez, quien recalca que la parcela no admite otro uso que el sanitario-asistencial. «Es una cuestión de viabilidad económica; en Benalmádena hay mucha oferta de residencias y de buena calidad y a día de hoy tienen una ocupación bastante baja. Lo que no podemos hacer es construir la residencia y ponerla en marcha a sabiendas de que no va a ser viable, además de las dificultades para poner financiarlo, ya que la inversión no bajaría de los nueve millones de euros», subraya Méndez.

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