martes, 5 de octubre de 2010

Un edificio nada corriente (SUR)

Aunque presumen de una arquitectura rompedora, las ingenierías de Teleco e Informática llevan mal el frío y la lluvia

Un edificio nada corriente
Las cubiertas dejan pasar el agua cuando llueve.:: ÁLVARO CABRERA
Puede presumir de ser un referente arquitectónico en Málaga y capaz de hacer girar la cabeza de quienes circulan por la autovía. Para nadie pasa inadvertido, ni por sus dimensiones, ni por su diseño ni, siquiera, por su estética poderosamente sobria. El edificio que alberga en la actualidad a las Escuelas Técnicas Superiores de Informática y Telecomunicación (campus de Teatinos) es obra del arquitecto José Antonio Corrales Gutiérrez (1921-2010), un profesional adelantado a su tiempo, «precursor del arte moderno en España».
Ayer, coincidiendo con el Día Mundial de la Arquitectura, la Universidad de Málaga reconoció el trabajo de Corrales y dejó constancia de ello con una placa junto al salón de actos. El profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de Málaga y codirector junto a Corrales de la segunda fase de este edificio, Javier Boned, calificó su estilo de «rompedor y moderno», y se refirió al complejo de Informática y Teleco como un edificio de «gran radicalidad».
Proyectado en el año 1989, su primera fase se inauguró seis años después -la segunda fase llegaría en 1999-, cuando en Teatinos empezaba a despuntar como gran campus universitario. «Precisamente, esa modernidad ha arrastrado al resto de proyectos de la ampliación», señaló la rectora de la UMA, Adelaida de la Calle.
Por su parte, los directores de ambas ingenierías no ocultaron su satisfacción y declararon sentirse «enormemente agradecidos» con el reconocimiento. Sin embargo, el director de la Escuela de Informática, José María Troya, puso el dedo en la llaga y compartió con la audiencia un «problema», como él lo llamó, que padecen todos los que allí conviven a diario. Los grandes espacios abiertos, con pasillos interminables, canalizan el viento y crean enormes corrientes de aire, que en otoño e invierno, hacen de este edificio un lugar inhóspito y desapacible. «Veníamos de El Ejido, donde a las mesas le teníamos que poner literas porque no cabíamos, y este edificio nos pareció espectacular. Pero, a veces, los arquitectos no piensan en quienes tienen que vivir en los edificios y no prevén algunos problemas, como los que padecemos aquí los días de lluvia, con cubiertas que dejan pasar el agua, y pasillos que encauzan fuertes corrientes de aire». No sorprendió a nadie, ni siquiera al profesor Boned, quien justificó el proyecto de Corrales «porque no existe nada perfecto». «Tuvo un fallo, era de Madrid y desconocía que en Málaga hiciera tanto frío», declaró.
Apuntó que el propio Corrales fue consciente de este «problema» e incluso realizó un proyecto con mamparas para eliminarlo, pero que finalmente quedó en proyecto por falta de presupuesto. De la Calle no quiso cerrar el acto sin apuntar que, superada la crisis, «confiamos en que podremos solucionar este problema».

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