miércoles, 1 de diciembre de 2010

La codicia y el precio de la vivienda (La Opinión)

El ministro de Fomento, José Blanco, quiere ponerle el cascabel al gato sin hablar antes con los dueños del felino: el sistema financiero. Pero Blanco es tenaz. Quizás sea el ministro, con permiso de Rubalcaba, más sólido y batallador como sufrieron los intocables controladores aéreos. Ayer advirtió a los promotores de que si quieren dar salida a su stock de viviendas no pueden versar todos los esfuerzos en el ámbito público y tienen que seguir ajustando sus precios. Su declaración fue en Madrid. Los lamentos se oyeron en toda España. Constructores y promotores ven imposible reducir aún más el precio de la vivienda, que en la provincia de Málaga ha bajado en un 22% desde que se inició la crisis. La solución para dar salida a las casi 40.000 viviendas sin vender se presenta difícil debido a la atonía del mercado. Se ha demostrado que bajando los precios tampoco se animan las ventas, aunque ahora se note una falsa recuperación debido a las prisas para acogerse al fin de la desgravación fiscal por compra de pisos para rentas superiores a los 24.000 euros o para cazar algunos de los «chollos» que lanzan las entidades financieras para dar salida a las viviendas que tienen en sus carteras después de las quiebras de promotores y los embargos hipotecarios. (Para éstas sí hay créditos). Y cuando pase esta coyuntura positiva se volverá a la parálisis en el mercado de compraventas.
Por ello, el ministro Blanco pide a promotores, constructores y particulares que ajusten aún más los precios. A principios de esta década el Banco de España se desgañitó alertando de que el precio de la vivienda estaba sobrevalorado en al menos un 30% como consecuencia de los tipos de interés reales negativos y la fiebre compradora. Daba igual. Todos estábamos subidos en la ola del dinero fácil que bancos y cajas inyectaban con sólo saludar al director de la oficina bancaria. Ahora el crédito no fluye y en estos años de crisis no se ha conseguido eliminar los excedentes de viviendas que acumuló la burbuja inmobiliaria. El desánimo se extiende. Expertos y el anterior ministro de Economía, Pedro Solbes, sostienen que los precios no han caído lo suficiente y que cuanto más rápido y profundo sea el ajuste, antes se producirá la reactivación del mercado. Los promotores niegan la mayor y apuestan por más fluidez en el crédito. Y aquí está el dilema. Bajar más los precios o que el sistema financiero facilite dinero.
Lo que está claro es que tras años y años escuchando mensajes para cambiar el modelo productivo, la construcción era, es y será vital para la economía malagueña y española. Si ésta no se recupera, tampoco lo hará el crecimiento económico. Ahora bien, cuando se logre esta ansiada reactivación habrá que ser inteligentes y menos codiciosos para evitar un nuevo desequilibrio que provoque alzas injustificadas en los precios.

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