lunes, 31 de enero de 2011

Las subastas de pisos embargados siguen sin encontrar público. Marbella (SUR)

Más del 90 por ciento de los actos celebrados en los juzgados para poner a la venta inmuebles por impagos de sus dueños quedan desiertas
31.01.2011 -
HUGO SIMÓN
MARBELLA.

Las subastas de pisos embargados siguen sin encontrar público
Las subastas celebradas en los juzgados quedan desiertas. :: J.-LANZA
Hace apenas cuatro años se podía oír a diario el murmullo generado por decenas de personas que hacían cola para acceder a las subastas en los Juzgados de Primera Instancia de Marbella. En su mayoría, profesionales dedicados a la compra de bienes embargados en este tipo de acto público y a su posterior venta, con un amplio margen de beneficio económico. Los denominados subasteros.
Hoy existen muchos más inmuebles que salen a la venta por la falta de pago de sus propietarios y las condiciones siguen siendo exageradamente ventajosas, pero no hay compradores. La crisis económica ha multiplicado el volumen de embargos y ejecuciones hipotecarias, pero ha hecho volar por los aires toda actividad relacionada con las subastas judiciales. Ya no hay colas ni murmullos y la figura del subastero prácticamente ha desaparecido en los Juzgados de Primera Instancia.
Según los datos del Decanato de Marbella, más del 90 por ciento de las subastas quedaron desiertas durante 2010, un porcentaje que se viene repitiendo a lo largo de los últimos tres años. Nada que ver con otros tiempos de prosperidad financiera, en los que se llegaba a pagar más de 40.000 euros por una plaza de garaje en Puerto Banús, según recuerda el juez decano de la ciudad, Ángel Sánchez. Ahora nueve de cada diez subastas judiciales no tienen público, no hay comprador ni puja.
Sin interés
Las cifras constituyen un síntoma evidente de que el mercado inmobiliario sigue de capa caída y que la compra de viviendas embargadas para su posterior venta ha dejado de ser, al menos por el momento, una actividad con un enorme efecto lucrativo. «Ya casi nadie tiene interés en quedarse con inmuebles, cuando las subastas judiciales han sido siempre un lugar donde obtener gangas con mucha facilidad, donde adquirir bienes a unos precios muy por debajo de los de mercado», apunta el magistrado, titular del Juzgado de Primera Instancia número 3.
Las condiciones para adquirir una propiedad embargada en los actos públicos celebrados en los juzgados siguen siendo favorables. Aún más si cabe, como consecuencia de la depresión económica, que ha multiplicado la morosidad. Pisos hasta un 40 por ciento por debajo de su valor de tasación o, incluso, villas de lujo a mitad de precio. Pero nadie compra, puesto que luego no puede vender.
Falta de liquidez
Además, para concurrir a la subasta, los participantes deben depositar un 20 por ciento del precio de salida por anticipado para luego liquidar el resto del importe. Y no hay efectivo. Durante el 'boom' inmobiliario, los subasteros cedían el remate de la subasta a un tercero y no se veían en la obligación de cubrir la cuantía restante. En ocasiones, incluso, la venta de la vivienda ya estaba con anterioridad apalabrada con un tercero.
Cuando la subasta queda desierta, el acreedor debe decidir si se queda el inmueble embargado para saldar, en su totalidad o al menos en parte, la cantidad demandada. «Si no existen otros bienes, sobre todo líquidos, en los que hacer presa para conseguir el cobro de la deuda, no quedan muchas opciones», señala el juez decano. En el caso de aceptar, tiene la posibilidad de quedarse con el bien por el valor de la deuda o por el 50 por ciento del precio en que fue tasado. Si no es así, sería una subasta en quiebra y se levanta el embargo de la propiedad -siempre que no se de el caso de una ejecución hipotecaria- para buscar otros bienes.

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