El cuarto edificio docente previsto en la ampliación de Teatinos está pendiente del plan plurianual de inversiones del Gobierno andaluz, que no está garantizado
Las obras que la UMA lleva a cabo en la ampliación del campus de Teatinos cada vez se parecen más a un calvario, con caídas incluidas, antes de llegar a la cima. Una vez, por los retrasos típicos que acumulan las grandes infraestructuras, otras, por la huella acústica de los aviones, que obliga a modificar el proyecto primitivo de los edificios… ahora, en plena crisis económica, por la falta de recursos. La Universidad de Málaga teme que la Junta no tenga fondos para pagar los 12 millones de euros que cuesta la construcción de la nueva facultad de Psicología, cantidad que debería incluirse en el plan plurianual de inversiones, y que aún no está garantizado.
El vicerrector de Infaestructuras de la institución académica malagueña, Rafael Morales, explicó que todo va a depender «de la disponibilidad presupuestaria» de la Junta. «El plan plurianual para los próximos ejercicios aún no está aprobado», añadió.
El cuarto edificio docente del nuevo campus comenzó a gestarse en junio de 2008, cuando el jurado del concurso de ideas eligió el proyecto presentado por los arquitectos Eduardo Pérez Gómez, Juan Llorente Orejas y Miguel Ángel Sánchez García, del estudio madrileño LLPS Arquitectos. El proyecto destaca por las medidas de sostenibilidad que propone, así como la claridad funcional de la planta baja y las características propias del edificio, volcado hacia su interior y que confía los espacios de relación en la integración entre los patios que se crean y en la distribución general de las aulas.
El cuarto edificio docente del nuevo campus comenzó a gestarse en junio de 2008, cuando el jurado del concurso de ideas eligió el proyecto presentado por los arquitectos Eduardo Pérez Gómez, Juan Llorente Orejas y Miguel Ángel Sánchez García, del estudio madrileño LLPS Arquitectos. El proyecto destaca por las medidas de sostenibilidad que propone, así como la claridad funcional de la planta baja y las características propias del edificio, volcado hacia su interior y que confía los espacios de relación en la integración entre los patios que se crean y en la distribución general de las aulas.
Edificio sostenible
La apuesta fundamental del proyecto es la sostenibilidad. En este sentido, tanto los patios como la planta baja y la cubierta, estarán repletos de una vegetación que se hará visible desde todos los espacios, dado que trepará por las paredes y caerá desde el techo. «El edificio se concibe como un gran árbol», decían entonces los creadores del proyecto.
Las pantallas vegetales serán un elemento recurrente en esta apuesta por la sostenibilidad de los arquitectos madrileños, que también han pensado en un sistema de ahorro de agua para la gran cantidad de plantas que tendrá la nueva facultad y que consiste en la recogida de aguas grises (procedentes de fregaderos y lavabos) para, tras una labor de tratamiento, llevarlas hasta la cubierta, regar las paredes vegetales y reconducir de nuevo esas aguas grises (unos 16.000 litros calculando una población de 2.000 personas) hasta su red.
Cuando se presentó el proyecto ganador en junio de 2008, las previsiones eran muy optimistas. La UMA confiaba en poder solicitar al Ayuntamiento de Málaga la licencia de obra en sólo seis meses, el plazo de ejecución era de 20 y el edificio podría albergar las clases en el curso 2010/2011. Comenzado ya el curso académico 2011/2012, no hay noticias.
Sin embargo, el vicerrector de Infraestructuras anunció que a mediados de octubre se inaugurará la segunda fase de la urbanización del campus y que en el mes de noviembre podrán comenzar las obras del edificio de Ciencias de la Salud. Ya se ha producido una adjudicación provisional, que tiene que presentar una documentación pendiente, según explicó. El proyecto de este inmueble, de Juan Gavilanes, tuvyo que ser modificado para evitar la servidumbre aeronáutica y también acumula un retraso de más de tres años.
Las pantallas vegetales serán un elemento recurrente en esta apuesta por la sostenibilidad de los arquitectos madrileños, que también han pensado en un sistema de ahorro de agua para la gran cantidad de plantas que tendrá la nueva facultad y que consiste en la recogida de aguas grises (procedentes de fregaderos y lavabos) para, tras una labor de tratamiento, llevarlas hasta la cubierta, regar las paredes vegetales y reconducir de nuevo esas aguas grises (unos 16.000 litros calculando una población de 2.000 personas) hasta su red.
Cuando se presentó el proyecto ganador en junio de 2008, las previsiones eran muy optimistas. La UMA confiaba en poder solicitar al Ayuntamiento de Málaga la licencia de obra en sólo seis meses, el plazo de ejecución era de 20 y el edificio podría albergar las clases en el curso 2010/2011. Comenzado ya el curso académico 2011/2012, no hay noticias.
Sin embargo, el vicerrector de Infraestructuras anunció que a mediados de octubre se inaugurará la segunda fase de la urbanización del campus y que en el mes de noviembre podrán comenzar las obras del edificio de Ciencias de la Salud. Ya se ha producido una adjudicación provisional, que tiene que presentar una documentación pendiente, según explicó. El proyecto de este inmueble, de Juan Gavilanes, tuvyo que ser modificado para evitar la servidumbre aeronáutica y también acumula un retraso de más de tres años.
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