Las almenaras, que figuran en el registro de la propiedad a nombre del Estado, se usarían como atractivo turístico e histórico
La costa mijeña cuenta con casi media docena de torres vigías levantadas a partir del siglo XVI, aunque únicamente el torreón ubicado a pie de playa en La Cala es de titularidad municipal y está abierto al público, al menos de momento. Y es que desde el Ayuntamiento se están iniciando los trámites pertinentes para que las construcciones ubicadas en Torrenueva y en el Faro de Calaburras pasen a engrosar el patrimonio de la administración local.
En estos momentos, ambas almenaras figuran en el registro de la propiedad a nombre del Estado. Desde el Consistorio ya se ha decidido en Junta de Gobierno Local iniciar los trámites administrativos necesarios para formalizar el cambio de titularidad. El portavoz del equipo de gobierno, Mario Bravo, anunció que la intención es acondicionar las construcciones para que puedan ser visitadas -hasta el momento son prácticamente inaccesibles- en aras de convertirlas en un nuevo atractivo turístico e histórico para la localidad.
En este sentido, una de las principales trabas de las torres es el acceso, levantado en la fachada, a varios metros de altura. Por ello, se plantea instalar escaleras para que puedan ser visitadas, «siempre que no se rompa la estética, ni se afecte a la estructura y no se descuide el paisaje», concretó el edil.
Una actuación similar se hizo hace más de una década con la almenara ubicada en La Cala. Ahora se ha convertido en una oficina de atención turística en la que se pueden conocer las artes de pesca antigua así como la historia del núcleo, además de los entresijos del propio recinto y el funcionamiento de estos edificios, que se construyeron como parte de un amplio sistema de alerta y defensa de la costa, contra los ataques de piratas bereberes.
Torre en un chalé
Una vez que la administración local tenga en su patrimonio las construcciones de el Faro de Calaburras y Torrenueva, aún quedaría pendiente una almenara más que se encuentra en una finca privada, junto a un chalé en la zona de la urbanización Doña Lola. Con respecto a ésta, el concejal adelantó que «se están estudiando diversas opciones de futuro».
Dicho edificio en concreto es de forma troncocónica y mide en su base más de siete metros de diámetro por diez de altura. Antiguamente se le conocía como torre de la Calahorra y también forma parte del sistema defensivo. Ya en el año 2009, el anterior equipo de gobierno se mostró interesado en recuperar su dominio público, llegando a plantear a la Junta de Andalucía que iniciase los trámites correspondientes para el cambio en la titularidad, basándose en su valor histórico y etnográfico.
El principal problema de este expediente tiene que ver con la certificación del suelo en que se encuentra -su titularidad- así como de los espacios aledaños que permitan el acceso a la edificación.
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