sábado, 26 de noviembre de 2011

Félix Sáenz vuelve a sentirse como en casa (SUR)


El edificio retorna a sus orígenes en un doble sentido: recupera su esplendor arquitectónico y vuelve a albergar viviendas de clase alta Los cinco años de obras para rehabilitar esta joya del modernismo han sido como una carrera de obstáculos
26.11.2011 - 
NURIA TRIGUERO ntriguero@diariosur.es
 
MÁLAGA.

Félix Sáenz vuelve a sentirse como en casa
La luz ha vuelto a penetrar en el edificio gracias a la recuperación de sus espléndidos ventanales, que en los grandes almacenes estaban cegados.:: SUR
Después de un largo paréntesis, el edificio de Félix Sáenz está listo para volver a alojar a las clases pudientes. Ese fue su cometido cuando se construyó, en 1914, por encargo del célebre comerciante. El arquitecto Manuel Rivera diseñó un palacio urbano de aires modernistas donde la alta burguesía de la ciudad se sintiera como en casa. Y así fue durante un tiempo, pero después el inmueble fue ocupado por los grandes almacenes que aún perviven en la memoria de los malagueños.
Hoy, tras cinco años de obras en los que ha pasado de todo -desde la quiebra de la promotora hasta una amenaza de derrumbe por culpa de la lluvia, pasando por unas prospecciones arqueológicas que paralizaron los trabajos durante un año-, esta joya arquitectónica ha vuelto a renacer como bloque de viviendas de alto 'standing', cuyos precios oscilan entre el medio millón y el millón de euros. Más de la mitad ya están vendidas a compradores de muy variado perfil: desde inversores y profesionales liberales que quieren tener sus despachos en uno de los edificios más bellos de la ciudad hasta algún personaje popular malagueño, pasando por un particular que ha unido tres pisos para cumplir el deseo de su esposa de «vivir en un palacio».
Félix Sáenz vuelve así a sus orígenes, en un doble sentido: el arquitectónico y el funcional. En realidad, lo único que queda del antiguo edificio es la fachada, que cuenta con protección arquitectónica. Toda su estructura interior ha sido derribada y construida de nuevo. Una tarea extremadamente difícil, «como vaciar un huevo sin romper la cáscara», ejemplifica José Seguí, el arquitecto que ha diseñado y dirigido el proyecto de rehabilitación. Para mayor dificultad, al edificio se le han añadido dos plantas subterráneas de 'parking'.
Paradójicamente, Félix Sáenz es ahora más fiel a su aspecto original que nunca. El estudio de Seguí ha recurrido a los planos originales para reproducir al milímetro todos sus detalles: balcones, carpintería, cerrajerías, cubiertas... «Cuando se instalaron los grandes almacenes se rompió el edificio entero. Se alteró la altura de las plantas, de forma que los forjados quedaron a mitad de los ventanales, que se cegaron. Además, se instalaron grandes máquinas en la azotea, así que hemos tenido que reconstruir las cubiertas de zinc originales, que dan a los áticos un aspecto parisino único en Málaga», revela su director.
La tecnología entra a vivir
Para poder reproducir fielmente los balcones, ventanas y rejas, donde reside buena parte de la personalidad modernista del edificio, se ha tenido que recurrir a las últimas tecnologías. Las técnicas digitales han permitido replicar exactamente estos detalles utilizando el material original (madera en el caso de los cerramientos). «Todo en el edificio se ha diseñado a medida y las calidades son las más altas que pueden encontrarse en Málaga», afirma Seguí.
Pero no todo es igual que a principios del siglo XIX. En su interior, Félix Sáenz ofrece ahora una estética contemporánea y sobria que contrasta con su florida fachada. La domótica ha tomado posesión del edificio y el tamaño y la distribución de las viviendas es muy diferente al de las primigenias: ninguna tiene más de tres dormitorios y su superficie va de 55 a 155 metros cuadrados. Y es que en los tiempos actuales, el lujo se envasa en frasco pequeño.

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