El constructor, procesado también por el caso 'Malaya', será juzgado el próximo lunes junto con otras tres personas
El constructor y promotor Cristóbal Peñarroya será juzgado el próximo lunes acusado de estafar al dueño de una vivienda, al que, presuntamente, engañó demandándole en el juzgado con la intención de apropiarse de su apartamento. Junto al empresario, que también está procesado en el 'caso Malaya', se sentarán en el banquillo otras tres personas: el secretario administrador, el conserje y una abogado de la comunidad de propietarios del edificio Benal-Beach, en Benalmádena, del que Peñarroya era presidente. El fiscal pide para cada uno de ellos una pena de tres años de cárcel y 4.050 euros de multa.
Los hechos se remontan al año 2000. Según las conclusiones provisionales del fiscal, Cristóbal Peñarroya y los otros tres acusados se pusieron de acuerdo para, presuntamente, urdir «una maniobra procesal con la sola intención de apropiarse del apartamento» que la víctima tenía en el edificio Benal-Beach.
Los cuatro procesados, el constructor como presidente de la comunidad de propietarios y los otros tres en su calidad de secretario-administrador, conserje del edificio y abogado del colectivo, respectivamente, tenían conocimiento de que el dueño del apartamento se encontraba ausente durante casi todo el año, ya que residía fuera de España, y que abonaba las cuotas de la comunidad atrasadas en los meses de julio y agosto, cuando hacía uso del inmueble.
Según la acusación pública, pese a tener conocimiento de este hecho, los procesados promovieron un acuerdo para demandar al dueño del apartamento por las cuotas impagadas. Un año más tarde, decretó el embargo de dicho inmueble para cubrir las costas procesales, a la que se añadieron 35.000 pesetas en concepto de costas de ejecución. El inmueble fue subastado, concurriendo a la subasta la Inmobiliaria Peñarroya S. A, aunque finalmente el inmueble fue adjudicado a otra entidad.
En mayo de 2003, la comisión judicial realizó el lanzamiento y encontró en el apartamentos, entre otros objetos, una caja fuerte que «contenía dinero suficiente para cubrir de sobra la deuda del querellante». Este periódico intentó contactar ayer sin éxito con Cristóbal Peñarroya para recoger su versión de los hechos.
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