lunes, 10 de noviembre de 2008

Marbella se vuelca con su patrimonio histórico para reforzar la oferta cultural. Marbella (SUR)

La mayoría de los edificios y yacimientos están inmersos en proyectos de mejora financiados por varias instituciones

Después de una larga travesía por el desierto, marcada por la desidia de los responsables municipales de anteriores equipos de gobierno por la cultura y el legado histórico que otras civilizaciones dejaron en la ciudad, el patrimonio ha vuelto a colarse entre los asuntos prioritarios de la agenda local. La mayoría de los edificios señeros y de los yacimientos arqueológicos, sean o no Bienes de Interés Cultural (BIC), están inmersos en proyectos de rehabilitación y puesta en valor para que engrosen por méritos propios la oferta turística y cultural de la ciudad. Desde la Basílica Paleocristiana al Castillo, pasando por el Hospital San Juan de Dios o el Trapiche de Guadaiza, en San Pedro Alcántara. Todos aguardan o están metidos de lleno en intervenciones para devolverlos al esplendor de antaño, en muchos casos gracias al impulso definitivo que les dio la comisión gestora.

El cauce de colaboración abierto entre el Ayuntamiento, que hace esfuerzos presupuestarios en este campo pese al mal estado de las arcas municipales, y otras administraciones juega un papel fundamental en este giro de 180 grados en la gestión del patrimonio. La Junta y la Diputación Provincial de Málaga han librado partidas para actuar en la Basílica, las Termas de Guadalmina y la Villa Romana de Río Verde y en el Trapiche de Guadaiza, respectivamente. El Consistorio, en otros casos, prevé buscar financiación para dar salida a sus proyectos, caso del Convento de la Trinidad, en el que ya se han realizado varias excavaciones arqueológicas previas, o el Castillo y la muralla, sometido a un plan director que fijará las actuaciones y los costes necesarios para darle el papel dentro de la ciudad que nunca debió perder.

«Una etapa nueva»

El Gobierno central, a través de la Demarcación de Costas, también pondrá su grano de arena con la rehabilitación de tres torres vigía de las siete que jalonan el litoral: las de Río Real, el Lance de Las Cañas y Las Bóvedas. Y puede que sea sólo el comienzo. «Estamos entrando en una etapa nueva en que, si no se para, se habrá caminado en pocos años un trecho larguísimo», explica de manera gráfica Carmen Díaz, concejala delegada de Cultura.

El fin está claro: que el peso de la historia y del patrimonio sea cada vez mayor, un valor añadido también para la ciudadanía, ya que define en buena medida las señas de identidad de Marbella y San Pedro Alcántara. Y sin mirar atrás, si acaso sólo para no perder de vista los errores de otros. «Lamentarnos de lo que ha pasado no sirve de nada; hay que partir de donde estamos porque lo que hay sigue siendo de un valor extraordinario», añade la edil sobre la dejadez de anteriores gobiernos municipales.

Su opinión la comparte Francisco López, delegado provincial de la Consejería de Cultura. Reconoce que se perdió tiempo por la nula colaboración del GIL con otras administraciones pero mira al futuro con optimismo. «La prioridad son los yacimientos y su puesta en valor y seguiremos colaborando en todo lo demás con el Ayuntamiento», dijo al hilo de la buena sintonía entre ambas administraciones y que beneficia, a fin de cuentas, a todos los ciudadanos.

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