Creen que de seguir la caída de la construcción se pasará de 1.000 desempleados al mes a 2.000 · Piden celeridad con los PGOU y financiación por parte de los bancos
Los augurios de los constructores y promotores para el sector en los próximos meses no pueden ser más negativos. Los cálculos de la Asociación de Constructores y Promotores (ACP) de Málaga indican que de mantenerse la línea de descenso que sufre la industria del ladrillo en 2008 la cifra de trabajadores vinculados al sector que irán al paro se duplicará, pasando de los 1.000 desempleados mensuales que se contablizan en estos momentos a 2.000.
Esta previsión demuestra que el idílico escenario de hasta hace unos años se ha tornado en penitencia para muchos profesionales. Un hecho que, para el presidente de la ACP, está relacionado con la decisión de las entidades financieras de cerrar el grifo de la financiación, no sólo a los compradores sino también a las propias empresas; la crisis que atenaza a los usuarios, y la paralización que sufre la revisión de los planes generales de los municipios, que impide la inclusión de nuevo suelo en el mercado.
Todos estos factores dan forma a una enfermedad para la que existe difícil cura. "Si la banca no cambia su manera de ver las cosas, si las políticas municipales y regional no varía con referencia a la planificación urbanística, las empresas no podrán subsistir", apostilló. "Hay que darle al cliente la confianza que ha perdido en este tiempo y eso sólo se puede hacer diciéndole que va a poder comprar en las mismas condiciones que años", enfatizó.
Los números que deja 2008 para el sector inmobiliario son muy negativos. Las viviendas visadas en el tercer trimestre del ejercicio, según el Colegio de Arquitectos, muestran una caída del 50% respecto a los tres meses anteriores. Una tendencia que hace que Prado concluya que suponiendo que en el cuatro trimestre "no se produjera una nueva reducción, que es esperada" el total de viviendas del año será de unas 12.000, cifra equiparable a la de 1996.
Ni siquiera la obra pública parece haber minimizado el efecto de la crisis. Prado reconoció la inversión que desde el Gobierno central se destina a la provincia, pero precisó que se trata de macroobra, a las que únicamente tienen acceso las grandes constructoras, mientras el tejido empresarial de la provincia "lo constituyen en un 90% pequeñas y medianas empresas". Por eso, la ACP ha hecho un llamamiento a las administraciones públicas para que los fondos públicos destinados a los ayuntamientos se destinen "a las empresas locales".
Preguntado por la autocrítica que puede hacer el sector ante lo sucedido, asegura que los constructores y promotores no son "ni arte ni parte" en el urbanismo que se plantea en los municipios, cosa que corresponde a los ayuntamientos. Aunque admite la necesidad de "innovar y renovar" el modelo actual, debido a la escasez de suelo y a que éste es un bien finito. "No se puede derrochar y hay que ser generoso", indicó, al tiempo que consideró que quizá en adelante se habrá de apostar por "más alturas" en lugar de por las viviendas pareadas y adosadas que, en su opinión, "han quedado obsoletas". Más allá de esta reflexión, la ACP no cree que haya que hacer más autocrítica, al recordar que en los últimos años todo lo que se construyó se vendió.
Esta previsión demuestra que el idílico escenario de hasta hace unos años se ha tornado en penitencia para muchos profesionales. Un hecho que, para el presidente de la ACP, está relacionado con la decisión de las entidades financieras de cerrar el grifo de la financiación, no sólo a los compradores sino también a las propias empresas; la crisis que atenaza a los usuarios, y la paralización que sufre la revisión de los planes generales de los municipios, que impide la inclusión de nuevo suelo en el mercado.
Todos estos factores dan forma a una enfermedad para la que existe difícil cura. "Si la banca no cambia su manera de ver las cosas, si las políticas municipales y regional no varía con referencia a la planificación urbanística, las empresas no podrán subsistir", apostilló. "Hay que darle al cliente la confianza que ha perdido en este tiempo y eso sólo se puede hacer diciéndole que va a poder comprar en las mismas condiciones que años", enfatizó.
Los números que deja 2008 para el sector inmobiliario son muy negativos. Las viviendas visadas en el tercer trimestre del ejercicio, según el Colegio de Arquitectos, muestran una caída del 50% respecto a los tres meses anteriores. Una tendencia que hace que Prado concluya que suponiendo que en el cuatro trimestre "no se produjera una nueva reducción, que es esperada" el total de viviendas del año será de unas 12.000, cifra equiparable a la de 1996.
Ni siquiera la obra pública parece haber minimizado el efecto de la crisis. Prado reconoció la inversión que desde el Gobierno central se destina a la provincia, pero precisó que se trata de macroobra, a las que únicamente tienen acceso las grandes constructoras, mientras el tejido empresarial de la provincia "lo constituyen en un 90% pequeñas y medianas empresas". Por eso, la ACP ha hecho un llamamiento a las administraciones públicas para que los fondos públicos destinados a los ayuntamientos se destinen "a las empresas locales".
Preguntado por la autocrítica que puede hacer el sector ante lo sucedido, asegura que los constructores y promotores no son "ni arte ni parte" en el urbanismo que se plantea en los municipios, cosa que corresponde a los ayuntamientos. Aunque admite la necesidad de "innovar y renovar" el modelo actual, debido a la escasez de suelo y a que éste es un bien finito. "No se puede derrochar y hay que ser generoso", indicó, al tiempo que consideró que quizá en adelante se habrá de apostar por "más alturas" en lugar de por las viviendas pareadas y adosadas que, en su opinión, "han quedado obsoletas". Más allá de esta reflexión, la ACP no cree que haya que hacer más autocrítica, al recordar que en los últimos años todo lo que se construyó se vendió.
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