miércoles, 31 de diciembre de 2008

Marbella vuelca sus expectativas para 2009 en la aprobación del Plan (SUR)

Empresarios y políticos confían en que el Plan General sirva para reactivar la maltrecha economía del municipio a pesar de la crisis La tensión política, la deuda con Hacienda o el inicio de proyectos como la ampliación del hospital o del Puerto centran el año que hoy se despide

2009 será el año del PGOU en Marbella. Políticos y empresarios tienen todas sus expectativas puestas en el Plan, el primero en 20 años. Esperan que su aprobación definitiva la próxima primavera consiga reactivar la maltrecha economía de la ciudad, sumida en la crisis desde que hace tres años la 'operación Malaya' paralizara la construcción, uno de los pilares básicos de su economía. La presunta trama de corrupción que aún se investiga en los tribunales no sólo consiguió espantar la inversión al convertir a Marbella en sinónimo de corrupción y motivo de escarnio a nivel nacional. También dejó en dique seco a muchas empresas que vivían directa o indirectamente del ladrillo.
La ciudad confía en que el PGOU no sólo impulse nuevamente la construcción. También espera que dé tranquilidad a las 18.000 familias cuyas viviendas se van a legalizar, ponga orden en el caos urbanístico que dejó la era GIL y dibuje la futura ciudad de Marbella, con todos esos equipamientos, zonas verdes y viviendas sociales de las que ha carecido durante dos décadas.
La aprobación del PGOU -que ya cuenta con más de 12.000 alegaciones- llega, sin embargo, en un momento económico especialmente difícil para el país, en general, y para Marbella, en particular. La crisis financiera y la caída en picado de la demanda de viviendas pueden frustrar las esperanzas puestas en la aprobación del documento. Son muchas las voces que han alertado de que el PGOU no será la panacea contra todos los problemas de Marbella, más bien una amnistía encubierta para los mismos promotores que sumieron a la ciudad en un caos.
En lo que sí coinciden partidos políticos, asociaciones vecinales, colectivos sociales y empresarios consultados por este periódico es en calificar 2008 como un «año duro». Las tensiones políticas, recrudecidas en el último mes, el endeudamiento del Ayuntamiento, con Hacienda como talón de aquiles, o los vaivenes judiciales con Juan Antonio Roca y Julián Muñoz como protagonistas de la página judicial, han enrarecido el ambiente de un año que se despide con un triste récord, superar la barrera de los 10.000 parados.
Medidas
Los esfuerzos por lavar la imagen de Marbella empiezan a dar sus frutos y eso a pesar de unas relaciones institucionales inestables y de un enfrentamiento entre el equipo de gobierno y los partidos de la oposición que llegó a su culmen con la levantada que hizo el PSOE en el último pleno.
Poco a poco el Ayuntamiento vuelve a la «normalidad democrática» después de años realmente convulsos. Existe en el imaginario colectivo una idea más ilusoria que real de que si Marbella fue la primera ciudad en entrar en la crisis, también será la primera en salir.
2009 podría ser el año de los grandes proyectos que se han iniciado en 2008. Además del PGOU hay otros muchos que podrían recibir el impulso definitivo como la ampliación del hospital Costa del Sol, que triplicará su actividad, y la tan esperada licitación de las obras del Puerto, que permitirá la llegada de cruceros de segunda fase a Marbella. O el futuro tren litoral que acercará el AVE a la ciudad y potenciará el turismo, principal motor de la economía marbellí al menos, hasta que la construcción se reactive, quizás, con el PGOU.

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