domingo, 15 de marzo de 2009

La nueva piel de Atarazanas (SUR)


El mercado comienza a recubrirse de tejas, vidrio y hierro, aunque el retraso ya es inevitable y los comerciantes piden mayor celeridad

«Las tejas, son de plástico?», pregunta una pareja al cruzar frente al lateral que da a la plaza de Arriola. El tejado en tonos amarillos y ocres que dibuja los primeros rombos en la nave lateral es una réplica exacta del que había en el proyecto original, tal y como Joaquín Rucoba lo diseñó a finales del siglo XIX. «Hemos tenido que hacer arqueología industrial para encontrar una empresa que lo fabricase igual», explica el arquitecto José González Gallegos.
El responsable de la rehabilitación del mercado de Atarazanas acompaña al jefe de gabinete del Ministerio de Fomento, Enrique Salvo, y a una representación de los comerciantes en una visita guiada a las obras, que ya han superado el ecuador y avanzan a buen ritmo.
Sin embargo, diversas mejoras en el proyecto inicial han hecho que la fecha inicial de finalización, prevista para julio de este año, no se podrá cumplir, y habrá que esperar unos meses más para que el bullicio de cada mañana regrese a sus viejas paredes. Algo que no gusta a los comerciantes. Las ventas en el espacio provisional, sobre el 'parking' de Camas, han caído al 50%, y los vendedores apremian para que la obra concluya lo antes posible.
En su interior ya es posible imaginar el aspecto de esta mole de acero, vidrio y cerámica. Tres naves de gran altura dan forma a un espacio luminoso, amplio, en el que el aire circula libremente desde los laterales, que estarán abiertos, y por el hueco que deja la diferencia de altura de las tres cubiertas, que evitará la acumulación de olores.
La estructura metálica de arabescos, cuyo diseño encumbró al maestro Rucoba se está terminando de pintar para recobrar su lustre decimonónico.
frente a la teja de los laterales, la cubierta de la nave central, la sección de pescado, será en vidrio, y para evitar el calor se le aplicará a los cristales un tratamiento antitérmico al ácido, con lo que se solucionará el problema de exceso de calor y de luz, pero manteniendo el aspecto y la luminosidad con que se concibió.
Vidrieras a fuego
Otro elemento ornamental clave en el conjunto, la gran vidriera que ocupa la trasera del edificio, se ha desmontado y se está rehabilitando en un taller especializado. La pintura estaba deteriorada, por lo que se está fijando mediante un tratamiento a fuego. Aunque el arquitecto recuerda que no es original, sino que se instaló hace cuatro décadas, también reconoce el valor emocional que tiene para los comerciantes y los usuarios.
Las fachadas laterales se colocarán en el último momento y están formadas por unas lamas de vidrio, que son las originales, para dar lugar a un espacio abierto, permanentemente ventilado.
La seña de identidad del conjunto es la portada árabe, uno de los primitivos accesos de la muralla de la ciudad medieval, que se trasladó piedra a piedra desde su ubicación original. Como el resto del conjunto, va a ser objeto de una rehabilitación integral, pues, como explica González Gallegos, sus muros de carga están muy debilitados, con grandes agujeros y fisuras. «Hay que coserla, se van a cambiar los forjados del suelo y del techo, y se aplicará una pintura de mayor calidad en la bóveda de herradura». Nuevas carpinterías y un tratamiento a todas las piedras de la cornisa, que se desmontarán una a una y se volverán a instalar, completan la actuación. Sin embargo, el arquitecto asegura que ello no supondrá demoras, puesto que se trabajará a la vez en varios frentes.
Se ha calculado hasta el último detalle. Las palomas suponen un problema de salubridad en los mercados, porque se cuelan y anidan en su interior. «Hasta ahora había una colonia excesiva, en el torreón se descubrió una capa de guano con un grosor importante». Para evitarlo, se van a colocar unas mallas en el espacio que queda entre las distintas alturas de las cubiertas, que están abiertas, para evitar que se cuelen por ahí.
Nuevos puestos
No se ha modificado ni una piedra: «El objetivo, de acuerdo con Patrimonio, es llevar el edificio a su estado original, de la manera más purista posible, y a la vez ser contemporáneos, con un diseño actual, moderno y alegre de los puestos, con materiales metálicos y colores, formando pixelados. Por contraste se ponen en valor los dos elementos», aclara. De hecho, ya han comenzado a definirse las futuras estructuras de las tiendas, que se harán en colaboración con los comerciantes. «Una fase laboriosa pero ilusionante, por cuanto supone el acabado final».
Y es que, al contrario de la mayoría de mercados que Fomento rehabilita, el de Atarazanas es un centro comercial en auge: «Si hubiese más sitio habría más comerciantes. Hay que encajar a todos los existentes y eso exige un trabajo minucioso por las necesidades y los nuevos diseños».
Con todo, lo cierto es que los trabajos van con retraso, algo que se debe, en primer lugar, a las demoras en el estudio arqueológico de los restos de las antiguas atarazanas, en el que se han encontrado incluso balas de cañón, puesto que en otros tiempos fue utilizado como almacén de armamento. A ello, se añaden las peticiones de última hora para instalar dos centros de transformación eléctrica, que sustituirán al existente, que está obsoleto. Dará servicio no sólo al recinto comercial, sino a buena parte del Centro. Así como la ampliación del aljibe y el montaje de una compactadora de basuras.
Pocas ventas
El retraso juega en contra de los comerciantes, que no se adaptan a su sede provisional. El presidente del Mercado de Atarazanas, Antonio Barrabino, pinta un panorama negro, con una caída del 50% de las ventas y menos visitantes en sus puestos. «Hemos pedido unos monos de trabajo para venir a ayudar con la obra», bromea, pero enseguida cambia de tono: «Estamos desesperados, hay personal del que ya hemos tenido que prescindir, personas que son amigos, con las que hemos trabajado a veinte centímetros muchos años», exclama. Todas sus esperanzas están puestas en la vuelta a su sede original, un espacio en primera línea y emblemático, donde esperan poder capear la crisis.
El mercado, sus comerciantes y las instituciones encaran el futuro orgullosos por lo que ya se ha logrado e impacientes por empezar pronto su nueva vida.

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