sábado, 5 de septiembre de 2009

La Catedral ya luce su segunda piel. Málaga (SUR)

Finalizan las obras de remodelación de la cubierta deltemplo que evitarán humedades y filtraciones de agua. La técnica empleada no altera el aspecto original del tejado.


La imagen de las bóvedas se mantiene. / C. M.

Málaga está de estreno. La Catedral de la ciudad luce ya su nueva cubierta después de más de trece meses de obras. Los trabajos de remodelación de la quinta fachada del templo han finalizado y con ellos el proceso de impermeabilización del tejado, que impedirá que se produzcan humedades y filtraciones de agua y evitará las goteras y manchas en el interior del monumento.
Las lluvias otoñales de 2003 dejaron al descubierto las fragilidades del techo de la Manquita y aparecieron dentro del edificio los primeros cubos bajo las goteras, que pudieron contemplar fieles y visitantes, una lamentable escena que se repetiría años después.
Dos eran los problemas fundamentales del edificio, según explicó ayer el arquitecto redactor del proyecto de restauración, Juan José Jiménez Mata: la permeabilidad «causada por las numerosas grietas que había sobre todo entre la parte más antigua de la girola y el crucero y la parte nueva de las naves centrales», y la falta de aislamiento térmico en las 22 bóvedas, que hacía que la humedad del interior del edificio se condensara en ellas produciendo colonias de moho y oscureciéndolas.
Ante este diagnóstico, Jiménez Mata, que ha dirigido las obras junto al experto malagueño Álvaro Mendiola, se fijó dos objetivos: impermeabilizar la cubierta y hermetizarla para que no hubiera filtraciones de agua y dotarla de un sistema de transpiración para evitar acumulaciones de humedad.
Láminas de plomo
Esto se ha conseguido gracias a una técnica denominada 'a la catalana', que consiste en la colocación de una segunda estructura sobre la cubierta original dejando una cámara de aire entre ambas superficies que propicia la ventilación. Un aislante térmico de fibra de vidrio en el interior de las celdas evitará las condensaciones. La impermeabilización se logra con láminas de plomo, «sistema utilizado en los monumentos más importantes de Europa».
Asimismo, se han construido unos canalones que rodean las bóvedas para recoger el caudal de lluvia y llevarlo a los bajantes y salidas, evitando encharcamientos.
El trabajo se ha rematado con unos baldosines cerámicos que consiguen que la azotea mantenga su aspecto original, ya que entre los objetivos del proyecto estaba el evitar cualquier impacto visual.
Dos años después de la colocación simbólica de la primera piedra de las obras, la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Torres, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, junto a otras autoridades, volvieron a subir al tejado para contemplar el resultado de los trabajos. Ambos mostraron su satisfacción, al igual que el obispo de Málaga, Jesús Catalá, y su antecesor, Antonio Dorado Soto.
La inversión, que asciende a 1.648.059 euros, ha corrido a cargo de la Junta (41%), el Ministerio de Cultura (38%) y el Ayuntamiento (20%), que se ha hecho cargo de la parte correspondiente al Obispado.

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