viernes, 30 de abril de 2010

Adiós, puerta del desolladero (SUR)

La Diputación derriba uno de los accesos más emblemáticos de la plaza de toros, dentro de las obras de remodelación de La Malagueta
30.04.2010 -
ANTONIO ROCHE alroche@diariosur.es

Adiós, puerta del desolladero
En la imagen se ve cómo han quitado la puerta de verja por la que se bajaba al desolladero. :: PEPE ORTEGA
La pasada semana las máquinas sepultaron un trozo de la historia de nuestro coso taurino: echaron abajo la puerta del desolladero, dentro de las obras de remodelación que se llevan a cabo dirigidas por el arquitecto Luis Machuca. La actuación, promovida por la Diputación Provincial, pretende darle mayor protagonismo a lo que es el monumento -declarado Bien de Interés Cultural-, es decir, a la propia plaza, ya que los anexos se consideran secundarios, aunque sean imprescindibles para prestar servicios a la actividad taurina. Otra cosa, y ahí está el debate, es que se considere parte consustancial del monumento -así lo han conocido los que peinan canas- o que sea un añadido posterior a la construcción de la plaza.
De cualquier forma, que una pala excavadora derribe la verja de hierro de la puerta conocida por la del desolladero, situada en el paseo de Reding, es como si echara abajo la memoria histórica de miles de aficionados, de miles de malagueños, que han nacido, crecido y envejecido con ese paisaje urbano. Era la puerta principal de entrada a la plaza en los días que no había corridas. Por ahí han pasado para entrenar cientos de chavalillos -entre otros, Javier Conde- que soñaban con ser toreros, por ahí entraban los turistas que querían conocer la plaza y ese fue el acceso natural del conserje y su familia, que tenían vivienda en el interior.
'Tito Poli' y 'tita Charo', los guardeses de La Malagueta, eran los principales usuarios de esta puerta. También sus hijos, Juan Manuel y María Ortiz Becerra -han vivido pegados al mundo del toro-; Rafalón y Juan 'El Cabeza', que echaban una mano en la venta de 'souvenirs', y tantos aficionados que mantenían tertulias en el poyete que flanqueaba la verja. Allí paraba el 13, la línea de la EMT que unía el Hospital Civil con La Malagueta, y los banderilleros y picadores malagueños se citaban allí para emprender viaje cuando iban a torear fuera. Los cocheros, mientras los turistas que transportaban giraban una visita al coso, aprovechaban para bajar al desolladero y coger agua con un cubo para dársela al caballo. Como decía Poli: «Todo el que bebe agua del desolladero repite».
La puerta no se volverá a abrir por el mismo lugar. El proyecto la contempla en la calle Cervantes, y nada de reja artística, sino de lama de acero de color blanco dando continuidad a las tapias de los corrales. También se cambiará la puerta de entrada de las cuadrillas al patio de caballos y se eliminará el arriate ajardinado que se encuentra adosado a la plaza en el interior con el fin de dejar despejados los ladrillos vistos de la parte inferior. Asimismo, se quita el seto ajardinado donde estaba la escultura de Antonio Ordóñez, que irá a otro lugar. En fin, todo muy bien y muy bonito, pero los taurinos han perdido la puerta del desolladero, contraria a la puerta grande, pero cargada de historia a su vez.

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